Sabía que las posibilidades eran muy bajas, pero nunca esperó que al final ocurriera de aquella manera, un completo y absoluto fracaso. Con sus palabras, su maestra había iniciado el mayor enfado que había visto en su vida, no tenía mucha experiencia con las mujeres, pero con aquellos instantes vividos, ya sabía que no podría volver a hablar de pechos, frente a una mujer, y más si esta era su maestra. Junto con su comentario, un grito en el cielo y algo brillante frente a él, no se acordó de nada más, pero desde entonces supo que su maestra era una persona de armas tomar y que no debía volverla a enfadar. A menos que quisiera acabar como un pollo frito.
Momentos después despertó. Se había desmayado por culpa del daño que había recibido, y su cuerpo le dolía de tal forma, que no podía ni mover bien sus brazos. Su conciencia volvió a tiempo para ver como un chico hablaba con Lyn, para momentos después, salir corriendo de la sala, y su maestra, que parecía seguir enfadada, los mandó a perseguirle con una orden tajante. Mientras estaba en el suelo había escuchado parte de una conversación, pero le daba que aquel joven la había molestado de tal forma que su enfado había aumentado.
— A sus órdenes maestra.— Dijo para justo después salir detrás de su compañero, que había comenzado la ida hacia el visitante.— Disculpa por provocarla de esa manera, no sabía otra forma de hacer que bajara su guardia, nunca pensé que haría tal cosa...— Se disculpó una vez llegó a la altura de su compañero.
Aquel chico que había logrado observar, le había parecido a los típicos gladiadores altaneros, con su actitud algo estaba claro, probablemente sus personalidades chocarían, aunque parecía demasiado fuerte para ellos, no por su aspecto físico, sino simplemente por ese aura que notaba, era como si pudiera aplastarlos con un solo dedo, y eso no le gustaba nada de nada, tenía que hacerse más fuerte, aunque eso tomaría tiempo.