Gracias, y no te preocupes si alguna vez te tienes que retrasar que no pasa nada
Ban fue el primero en subir a la plataforma y aunque J'ok también lo intentó, Alexis, avisada por el grito del rubio, no dudó en tirarle al suelo para subir ella en su lugar.
—
¡Eh! ¡¡Eh!! —gritó la gafotas, ayudando a levantarse al alien—
. ¡Levanta, tenemos poco tiempo!La plataforma ya se alejaba con la pareja Oswald-Blackblood encima, dejando a Whedon y a Skropp en tierra. Y aunque Ban les observaba intentando convencerse de que no había hecho nada malo, no podía evitar sentirse un poco culpable. Pero, ¿por qué? ¡Si Skropp era el único capaz de luchar contra las hormigas, los demás no podían hacer nada! Solo había procurado ser el primero en pasar la prueba, asegurándose de paso de seguir junto a Alexis para tener más posibilidades de sobrevivir en la siguiente prueba. La gafotas y el miedica solo tenían que aguantar un poco más hasta que la plataforma volviese y la estúpida prueba terminaría para todos.
Alexis, que le había guiñado el ojo al rubio cuando subió a la plataforma, seguía con su extraña actitud cuando de pronto una música empezó a sonar proveniente de su vestido. Con total tranquilidad, la niña sacó de su bolsillo un móvil negro de aspecto antiguo, y en cuya pantalla se reflejaba la llamada de un chico más mayor que Ban, de piel morena, pelo negro y con un tatuaje en el ojo izquierdo. Según el móvil, se llamaba
Andrei.
—
¿¡Has tenido un móvil todo este tiempo!? ¡Podríamos haber llamado antes a la policía o a alguien que nos ayudara!Mientras Oswald alucinaba en colores con la actitud de la niña, ésta contestó a la llamada activando el mano libres al instante, permitiendo que su compañero escuchase la conversación que iba a tener.
—
Hola, Saavedra.—
¿¡Tanto cuesta hacerme caso!?—
Oh, venga ya. Sólo quería divertirme un poco toqueteando tu ordenador —contestó Alexis con una risita, fingiendo ser una niña inocente mientras miraba de reojo a Ban—
. Y creo que ha salido bien.—
Un día te matan, Alexis, un día te...—
¿Me vas a sacar o no?Mientras el tal
Andrei o Saavedra, o como se llamase, bufaba como respuesta, la plataforma llegó a su destino: el otro extraño de la sala, el final de la prueba. Delante se alargaba un pasillo que dirigía hasta unas escaleras que parecían llevar por fin al exterior de estos extraños edificios, aunque sin dudas los gritos "del público" también se oían más fuertes. ¿La última prueba era a plena vista de los responsables de estos Juegos?
Alexis se bajó de la plataforma, seguida por Ban. Aprovechando que la conversación telefónica había parado unos segundos, el rubio no perdió la oportunidad de preguntar por ese "sacar" que había mencionado.
—
Supongo que, para variar, no me vas a explicar quién es ese Saavedra o cómo te va a "sacar" de aquí, ¿verdad?—
Usuarios, ese teléfono no debería estar funcionando. Es imposible que lo haga —la voz de la mujer volvió a resonar por la sala, buscando una vez más cómo fastidiar la situación.
—
Hay algo en la seguridad de este mundo. Se me está resistiendo, espera...Frente a la pareja de Usuarios surgió un extraño flash del que aparecio una especie de puerta compuesta por oscuridad, como si fuese la entrada a un pasillo. En cuanto la vio, Blackblood dio un gritito de alegría y echó a correr hacia ella dispuesta a cruzarla. Por su parte, Ban parpadeaba perplejo, sin entender qué demonios estaba sucediendo. ¿Eso era una salida?
—
Infiltración en el sistema. Eliminando puertos externos.—
Bueno, chico, ha sido un placer. Ya nos veremos —la chica corrió hacia el portal, pero pareció cambiar de idea a pocos centímetros de cruzarlo y se giró hacia el rubio—
. O... No. ¿Por qué no vienes conmigo? Puede ser divertido. Hay tanto que puedes aprender, tanto que ellos te pueden enseñar. Tienes potencial, y estarías mejor con nosotros que con esos nazis de la luz. Vamos, vente. No es que tengas muchas más salidas.—
¿Ir contigo...? ¿Adónde? —respondió el chico, cada vez más confuso por todo lo que veía y escuchaba—
¿Eso es una salida de este sitio? —
No, rol Defensor, quédate —intervino la voz de la mujer cibernética, incitándole a hacer lo contrario—
. La usuaria que te acompaña es una asesina y torturadora. Probablemente quiera hacer un pastel de carne contigo.—
¿Vas a fiarte de la zumbada? Venga ya, Oswald —Alexis le indicó con la cabeza que se dirigiese al portal—
. Será divertido.—
¡D-dejadme pensar, demonios! —protestó el aludido, intentando aclarar sus ideas.
Cierto era que no sabía nada de Alexis ni del lugar al que iría si cruzaba ese portal, pero por otra parte permanecer en estos Juegos era otra locura aún mayor. Ya había sido herido en la espalda, quedaba la última prueba y sin Alexis a su lado las tenía muy negras para sobrevivir. Fiarse de una niña loca o quedarse para que le hagan pedazos unas hormigas asesinadas. Entre dos locuras, elegiría la menor: ir con Alexis.
—
Yo...—
Configuración —interrumpió la mujer en alto, cambiando de color todas las luces de la posición en la que se encontraban Martha y el alienígena a uno naranja violento—
. Cambiando roles de Ban Oswald y J'ok Skropp. Cambiando función de la plataforma a móvil a "sólo en uso".Por un segundo el disco de Ban desapareció de su mano para volver a aparecer con otro color, el color del rol Guerrero. Antes de que pudiese entender qué pretendía la mujer, un grito de Martha hizo que se girase para ver que J'ok había caído al suelo con su brazo izquierdo, atravesado por una hormiga, desapareciendo en el aire dejando un puñado de datos digitales.
—
¿¡Qué demonios!? ¡No!Ban había comprendido el truco de la mujer: él era ahora el Guerrero, el único capaz de dañar a las hormigas. Si se iba con Alexis, les dejaría sin medio de protección y condenaría a la pelirroja y al alien a una muerte segura.
—
¿Vuestra conciencia es capaz de soportar que mueran cuando sois los únicos en poder salvarles?—
¡Hija de puta! —estalló Oswald, lleno de rabia y odio hacia la mujer—
¡No puedes hacer esto! ¡No!Alexis se limitó a encogerse de hombres y avanzar hasta colocarse al lado del portal, esperando a que Oswald solucionase su dilema moral. Pero el portal de oscuridad se empezaba a cerrar poco a poco, y el tiempo apremiaba. Tenía que decidir rápido, pero...¿qué debía hacer? ¿Lo correcto, quedarse a ayudar, o asegurarse de salvar su vida pero condenando a dos personas a la muerte?
Ban apretó los puños con fuerzas, reprimiendo las ganas de llorar por pura rabia e impotencia. Se veía incapaz de decidir algo así, no podía dejar morir sin más a dos personas que han sido sus compañeros; pero por otra parte si se quedaba estaba seguro de que lo más probable es que él también acabase muerto. ¿No había otra solución? ¿Alexis no podía hacer nada por ayudar?
—
¡Vamos! Ambos sabemos que sólo quieres salvarte el cuello. Han sido un grano en el pompis desde que el juego empezó. Si no eres capaz de mancharte las manos para estar con nosotros, ve y sacrifícate por esos idiotas. Tú eliges, chico.Aunque fueron palabras duras, Blackblood tenía razón. Lo único importante desde el principio de estos Juegos había sido sobrevivir como fuera, pensar solo en su propia seguridad. Y no debía olvidarlo. Quedarse significaba morir, casi suicidarse, y Ban no quería morir. No aún.
—
T-tienes razón...Girando sobre sus tobillos, Ban dio un par de pasos y dejó caer el disco del Guerrero en la plataforma antes de que ésta volviese a avanzar hacia el otro extremo de la sala. Se iba con Alexis, y lo único que podía hacer por Martha y J'ok era mandarles el disco con la plataforma. No podía hacer más.
Lo siento.Incapaz de mirar hacia la otra pareja y rezando por no escuchar ningún grito de ellos, Oswald avanzó hasta ponerse al lado de Alexis. Aunque ahora defitinivamente se sentía culpable y sabía la razón, había tomado una decisión.
» Iré contigo.Acepto el cambio de bando, a Bastión Hueco que voy.