Los dos atravesamos el jardín de los juzgados caminando sin demasiada prisa puesto que de todos modos, Hein no tendría mucho más a donde huír.
Ninguno de los dos desmaterializamos nuestras llaves espadas y aunque parecíamos en aquel momento algo relajados se notaba una cierta tensión al esperar un ataque sorpresa desde cualquier flanco.
—
Siento curiosidad —inició conversación—,
¿Qué clase de mascota tienes?—
Es un lobo —contesté—.
Una especie de perro, pero más grande —expliqué teniendo en cuenta que no en todos los mundos podían encontrarse aquella clase de animales.
No añadí que aquella mascota mía era un vago que prefería quedarse durmiendo antes que ayudar a su dueño en las misiones.
Pasamos por el agujero del Palacio de la Reina llegando pues a una esquina del Cuarto Misterioso. Allí estaba Hein, aunque su tamaño era al menos quince veces más grande que el que habíamos visto antes. Eso solo quería decir una cosa: Había tomado uno de los frascos.
Deseé con todas mis fuerzas que no decidiese tratar de alcanzarnos con ese tamaño que ahora tenía. Nos aplastaría de un plumazo.
—
Vaya, casi, caaasi me pilláis—se burló de nosotros con un
cierto toque sarcástico mientras entregaba el frasco del líquido "agrandador" al sincorazón, el cual empezó a beber de él—.
¡Adiós ~ ¡Y como cabía de esperar el soldado se convirtió en un titán.
El Sincorazón Colosal saltó desde la mesa y nos atravesó con su mirada. Di un paso hacia atrás pensando dos veces si simplemente dar media vuelta o luchar. Por suerte para nosotros —relativamente— siempre podíamos optar por escapar.
Y antes de que ninguno hiciese cualquier cosa se lanzó contra nosotros mientras escuchaba la risa de Hein alejándose por la puerta contraria a donde nosotros estábamos
—
¡Pero será tramposo! —exclamé rabioso ante aquel maldito cobarde.
—
¡Me pido la derecha! —se lanzó Malik hacia el lado derecho esquivando al sincorazón.
Imité al aprendiz dando una voltereta hacia el lado contrario logrando al igual que él evitar monstruoso pié del Soldado que si midiese un poco más nos podría aplastar sin siquiera darse cuenta.
—
Primero un adorable caracol llamado Helix, luego un Kraken y ahora Sincorazón gigante. ¿Qué es lo siguiente? —empecé a quejarme mientras me lanzaba hacia el Soldado con un Impulso Tenebroso.
La Flama Tenebrosa —parte del ataque— impactó con éxito y también logré darle el golpe siguiente sin demasiado problema. ¡Por favor! Lo difícil era no darle con ese tamaño.
Pero el monstruo se fijó en mí, levantó su pierna y la bajó sobre mi cabeza dispuesto a aplastarme.
Al momento me hundí en el suelo transformándome en una simple sombra en el suelo con Evasión Sombría logrando desconcentar al sincorazón, el cual no se esperaba que un "humano" como yo pudiese hacer algo así.