Hana y JessMientras la mujer forcejeaba con Halia que, a su vez, luchaba desesperadamente por arrastrarla al mar, las aprendices notaron la fuerza del viento que las empujaba debilitarse. Y no perdieron la oportunidad de atacar. Las dos saltaron hacia delante y, con sendos golpes, alcanzaron a la mujer por la espalda.
Sonó un fuerte chasquido cuando le acertaron en la cabeza y el viento cesó de inmediato. Halia soltó un grito de triunfo y volvió a tirar con renovadas fuerzas. Entre tanto, las jóvenes, que no habían pensado en que su objetivo se encontraba un poco alejado del risco, cayeron en picado al agua. Por suerte para ellas, una ola las atrapó antes de que se golpearan contra las rocas.
Cuando subieron a la superficie, entre toses, vieron que Halia casi había conseguido hacer que la mujer cayese al agua: se alejaba como lo haría un pez atrapado por un anzuelo y la supuesta Rosa, apenas sin fuerzas, ya no era capaz de resistir más…
De repente, una barca apareció de la nada. Era como si se hubiera materializado de pronto en el aire. Chihiro, que montaba sobre ella, se inclinó hacia delante, cogió rápidamente a Halia por el pelo y, de un violento tirón, la subió a la barca.
—
No es que tenga algo contra ti, pero me temo que necesito una sirena.
Halia mostró los dientes y siseó, dispuesta a arrojarse al cuello de la mujer. Chihiro, con una sonrisa despectiva, llevó la mano hacia su cola, que se sacudía bruscamente, bamboleando de un lado a otro la pequeña embarcación. Entonces, las escamas de la cola empezaron a caer y la resbaladiza superficie de la cola palideció, adoptando un tono rosado, casi humano…
Y, de pronto, Halia no tenía ya una cola, sino dos estilizadas y largas piernas.
—
Mejor así —sonrió a la sirena, que se había quedado quieta y parecía gemir de dolor por la brusca transformación. Entonces levantó la mirada hacia la mujer rubia, que había caído al agua y chapoteaba como podía, y dijo—:
Realmente esperaba algo mejor de ti, Barbariccia. ¿Por qué no huyes antes de que Ronin te atrape? Tiene pinta de que acabará pronto con tu compañero.
—
¡Espera, maldita…!No hubo terminado la frase y Chihiro desapareció, llevándose a Halia, tan pronto como había aparecido.
Si miraban a su alrededor, verían que la barca se acercaba a la playa. Estaba un poco lejos, pero allí era donde se encontraban las piratas y donde peleaban Ana Lucía, Faris y Malik…
Quizás si se daban prisa, llegarían a tiempo y podrían alcanzar a Halia. Pero también estaba Barbariccia, que parecía demasiado débil para nadar. Sería fácil acabar con ella. O puede que les sirviera para otras cosas. Quién sabía. Y también quedaba Ronin. ¿Sería inteligente marcharse sin él?
****Malik—
¡Tu enemigo soy yo, monstruo! —rugió.
Todo ocurrió muy rápido. Faris disparó y el descomunal hombre habría esquivado el ataque si en ese momento Malik no le hubiera acertado con un espadazo en la nuca. Su ancho pecho se contrajo por un momento y luego su cuerpo se arqueó hacia el frente al recibir el doble golpe.
Como si eso no fuera suficiente, Ana Lucía, con un grito, aferró la lanza en el último instante y la dirigió contra el propio Alejandro.
En ese instante estalló el poderoso hechizo.
Malik y Ana Lucía salieron disparados hacia atrás y acabaron de espaldas, los dos ligeramente electrocutados y con los músculos contraídos por el dolor. Olía a carne quemada.
Cuando se incorporaron, vieron que Alejandro se apoyaba en su lanza y que se mantenía en pie sin problemas, aunque apretaba la mandíbula para resistir el dolor y parte de su torso —con la ropa chamuscada— y brazos despedían ligeros hilos de humo.
—
¿¡Creíais que esto sería suficiente para acabar conmigo, eh!? ¡Estúpidos, vosotros no sabéis lo que es el verdadero dolor! —y levantó su lanza por encima del cuerpo, dispuesto a invocar un nuevo hechizo.
Entonces se quedó paralizado, mirando hacia la playa, y su rostro se tornó cetrino.
Si Malik se daba la vuelta, vería que acababa de llegar a la orilla una barca. De ella bajó Chihiro con agilidad y, tirando de la larga melena de una mujer, sacó a rastras a una chica que cayó de rodillas sobre la arena. Llevaba las manos atadas a la espalda y un cabo en torno a la boca, relleno con lo que parecía ser un pañuelo, de modo que le asomaban los grandes colmillos. Malik, que sin duda la había visto chapotear durante aquellos días en torno al Sombra de Luna, debió reconocer a Halia.
La sirena lanzó un gruñido gutural y, sorprendentemente rápida, trató de levantarse y correr. Pero Chihiro la derribó con una violenta patada en las espinillas. Con un chasquido de lengua repleto de impaciencia, Chihiro se agachó sobre ella y se la subió al hombro sin esfuerzo. Sólo entonces se dio cuenta de que estaba siendo observada.
—
Vaya, Zande—dijo con sorna—.
Qué raro en ti que todavía no hayas acabado tu trabajo.El tal Zande no contestó. Al contrario, bajó los brazos y retrocedió, clavando en Chihiro una mirada rebosante de miedo.
Ana Lucía no se percató de ello. En cambio, furiosa, enarboló su espada en dirección a Chihiro y rugió:
—
¡Tú, zorra asquerosa! ¡Te acepté en mi barco cuando nadie habría dado de comer a una anciana! ¡Te di todo lo que necesitabas, te di una vida! ¿Y así me lo pagas?—
Creo recordar que me gané el puesto que tenía en el Sombra de Luna gracias a mi eficiencia. Y yo nunca dejé de servirte bien, Ana Lucía. No te interpongas en mi camino y no tendré que haceros daño. Os respeto y no me gustaría tener que…—
¡Cierra la boca y suelta a esa sirena antes de que todo el clan te persiga por la eternidad! ¿Crees que no sé a dónde vas? ¡No puedes hacer nada en la Fuente sin una sirena, pero tampoco sabes cómo llegar! ¡Y nadie de Cabo Blanco permitirá que pongas un solo pie en la Fuente! ¡Da igual cuántos trucos hagas, no sobrevivirás a esto!Chihiro arqueó una ceja y luego alzó la comisura de un labio.
—
En ese caso, tendré que obligarte a decirme cómo llegar. Mira muy bien lo que va a pasar, Ana Lucía. Mira y piensa qué vas a hacer.
No esperó a que la capitana respondiera, sino que directamente apuntó con su mano en dirección al pueblo.
Durante unos instantes no sucedió nada y todos se limitaron a contener el aliento. Pero, de pronto, poco a poco, un hormigueo les recorrió las piernas y los brazos y el aire se volvió más pesado, casi áspero. Las pupilas de Chihiro eran dos punto diminuto y su cuerpo estaba en una postura de tensión tan intensa que parecía que fuera a romperse de un momento a otro.
Desde el pueblo estalló un chillido de terror.
4Se escuchó un violento chasquido y una gigantesca grieta abrió una casa por la mitad, al tiempo que las tejas del tejado se deshacían en polvo. La casa se desmoronó de golpe pero, antes de que ninguna piedra, ninguna viga de madera, tocara el suelo, se evaporaron en el aire, en medio de una tormenta de ceniza.
Casa tras casa, todas siguieron el mismo destino. Como si su mero contacto con el aire fuera nocivo y hubiera un Dios de la Muerte acariciando las paredes de los hogares para llevárselos consigo.
Pero no eran sólo los edificios.
Aunque estaban a bastante distancia, pudieron ver a varias mujeres correr, aterrorizadas, sin saber qué hacer. Algunas se agachaban a recoger a niños en sus brazos.
Entonces, sin más, se encogían, atenazadas por un dolor insoportable, y gritaban. Sus cuerpos se consumían en cuestión de segundos, su piel desaparecía y, de pronto, no eran más que esqueletos que se sostenían en pie unos instantes antes de caer… y partirse en cientos de pedazos.
El polvo se acumulaba en el aire, hasta convertirse una nube negra que avanzaba sobre el pueblo, y allá donde tocaba, la vida se consumía.
—
¡¡DETENTE!! —gritó Ana Lucía, cuando consiguió superar su estupor—.
¡NO SIGAS!Chihiro, que hasta ese momento había estado tan concentrada en el pueblo, pareció no escucharla. Ana Lucía rugió de frustración y echó a correr hacia ella, repitiendo que se detuviera. Entonces la mujer se volvió hacia la capitana con una pequeña y cruel sonrisa.
—
¿Me dirá dónde está la Fuente, capitana?Ana Lucía sólo se permitió un instante, durante el que miró con expresión descompuesta hacia el pueblo, y luego exclamó:
—
¡¡Sí!!—
Es una buena elección, capitana. Chihiro bajó lentamente el brazo y la nube de polvo comenzó a deshacerse con lentitud. Con la sirena todavía en el hombro, paralizada de miedo, Chihiro avanzó hacia Ana Lucía, la cogió suavemente por un hombro y la acercó así:
—
Ahora decidme, ¿dónde está la Fuente?La capitana, blanca, paralizada ante el mero tacto de aquella mujer, se inclinó hacia su oído y susurró rápidamente. Chihiro asintió un par de veces, repitió algo para asegurarse de que la información que tenía era correcta, y se apartó. Miró a Malik y a Faris, también a Zande, antes de detener sus ojos en Ana Lucía:
—
Sé que vais a venir detrás de mí. Pero os recomiendo pensároslo dos veces: hagáis lo que hagáis, no me atraparéis a tiempo. Y todavía tengo fuerzas para acabar con todos vosotros simplemente con un chasquido de dedos.
Y, dicho esto, Chihiro desapareció: lo único que quedó de ella fue el rastro de unas huellas… Que se dirigían hacia la frondosa selva.
Ana Lucía cayó entonces de rodillas, hundiendo los dedos en la arena, y dejó escapar un grito desgarrado que brotó desde lo más profundo de su alma.
El pueblo de Cabo Blanco había quedado reducido a la mitad de lo que había sido hasta hacía unos minutos. Los esqueletos de casas y personas, ennegrecidos como si miles de años les hubieran pasado por encima, quedaban ocultos bajo el negro polvo que, poco a poco, se deshacía sobre ellos. Era como si se hubiera abierto una herida en el tiempo, mostrando lo que aquel lugar tendría que haber sido… Dentro de varios siglos.
Les llegaban los lamentos ahogados de las mujeres, el estruendo de alguna casa derruida al terminar de desmoronarse.
El resto era puro silencio.
Faris se incorporó lentamente y, pálida como un fantasma, caminó torpemente hacia Malik, incapaz de apartar la vista de su hogar. Ni siquiera Zande podía dejar de mirar, a pesar de que su rostro se había contraído en un gesto de profundo horror… y miedo. Cuando Faris llegó a su lado, tuvo que apoyarse en él para no caer de bruces.
—
No puede ser verdad. No puede… ser verdad—musitó, sin apenas voz.
Hana
PV: 19/22. PH: 7/19
Jess
PV: 5/8. PH: 9/12
Malik
PV: 18/24. PH: 10