por Astro » Mié Ago 06, 2014 8:16 pm
―Buenas noches, Wix. Creo que no conoces a Ban. Él es...
Ragun parecía conocer a aquella mujer. Por parte de Ban, aquella cara era nueva. La ausencia de voces en su cabeza al verla podía señalar que no había habido relación alguna con ella en el pasado.
―Igual que tú. Un incorpóreo.
El muchacho miró al aprendiz, confuso. Incorpóreo.Se lo habían llamado antes, estaba seguro. Pero no tenía claro qué terminaba de significar. Además, ¿ella también lo era...?
―Sé quién es.
Y con un ágil salto, bajó hasta el suelo. Le echó un breve vistazo a Ragun antes de centrarse en Ban, agachándose para quedar a la altura de sus ojos.
―Mírame.
El chico tardó demasiado en reaccionar a la orden, y fue ella misma la que le obligó a hacerlo cogiéndole con cuidado de la barbilla.
―Nanashi me lo ha contado todo. Has perdido algo importante, Ban. Tu corazón.
―¿Mi... corazón...?
El chico abrió más los ojos, pero no mostró emoción alguna. Su vista se perdía en los ojos de Wix, tan vacíos como los suyos, mientras ella seguía hablándole con dulzura.
―No se puede vivir sin corazón. Es una existencia incompleta y amarga. Aún así, aquí estamos. Existimos.
»Para los portadores es peor, porque perdemos nuestro vínculo con la llave espada. Se ha ido también, Ban. Puedes seguir vagando para buscarla, pero no volverá.
«Has perdido tu corazón, Oswald. ¿Sabes lo que significa? Eres ahora un Incorpóreo, hijo. No tienes Llave Espada».
Ban bajó la mirada, repitiendo el gesto de invocación con la mano inconscientemente. Nada apareció.
―Lo que necesitas que vuelva es esto ―Wix señaló el pecho del muchacho―. Hasta entonces, tienes que aprender a existir con esas carencias. Y debes hacerlo consciente.
Se llevó la mano al pecho, esperando algún tipo de reacción o de sensación. Pero, al igual que la llave, no hubo respuesta. Nada. Lo había perdido.
»Despierta.
Y retiró sus manos, incorporándose. Ban permaneció unos segundos completamente inmóvil, sin reacción alguna, hasta que finalmente asintió levemente con la cabeza, manteniendo su mirada en la de la guardiana.
Incorpóreo, corazón, Llave Espada... Aquellos términos empezaban a tener algo de sentido para él. La nube de pensamientos confusos parecía aclararse en su mente ahora que tenía respuestas, pero todavía tenía un largo camino por delante. Quedaban muchas preguntas sin respuesta, muchos recuerdos por revivir.
Pero él sabía que seguía faltando algo, algo importante. ¿El qué?
―Es muy tarde. Deberíais estar los dos en la cama. ¿No tenéis ningún entrenamiento o misión mañana? ―les advirtió a ambos, dirigiéndose a Ban el último―. Lo mismo se te aplica. Tienes que descansar, porque empezaré tu instrucción...
»... como tu Maestra.
―Maestra... Vale ―puede que aquella fuese la primera vez en mucho tiempo que el muchacho pronunciaba una palabra con seguridad.
Sin decir más, Ban giró sobre sus talones y emprendió la marcha escaleras arriba a ritmo lento. Ni siquiera miró o esperó a Ragun.
Tenía demasiadas cosas en las que pensar.
«¿Me aceptas a mí, Ryota, como tu Maestro?».