Golpeé con todas las fuerzas que pude al incorpóreo gigantesco, luego me bebí la poción y retrocedí. El espectáculo fue increíble: todos los ataques alcanzaron al enorme enemigo, se hacía evidente que su tamaño era su mayor punto débil, por mucha elasticidad que tuviese para desenvolverse luego. La esfera de energía, cuya magia o afinidad todavía desconocía —¿tendrían los incorpóreos una afinidad distinta a los que sí teníamos corazón?—, brilló con intensidad sobre mi cabeza, y luego explotó.
—
¡Ah...!La onda expansiva fue muy grande y no tardé un instante en verme empujada hacia atrás. Me protegí como pude con mis manos, desmaterializando mi Llave Espada y sosteniendo todavía la maza de hielo. Terminé por caer sobre mi propio peso, cansada y con ojos cerrados, dolorida por el destello de la explosión.
Pasaron unos momentos en los que solo lograba escuchar los latidos frenéticos de mi corazón. Todavía desde el suelo, el eco de unos pasos llegaron hasta a mí, a lo que fui abriendo poco a poco los ojos mientras me ponía en pie. Y allí estaba: Dex Rain, o el antiguo maestro de Bastión Hueco, Andrei Saavedra, caminando a duras penas, intentando sostener sus odiosas cartas.
—
N-no es posible. Mi plan era p-perfecto. Mi utopía, mi sueño... —conseguía escuchar, su mirada lo decía todo, y en ese momento no supe siquiera qué pensar. Me resultaba horrible ver a qué se había reducido el antiguo maestro, pero también él se lo había buscado—.
¡¡¿POR QUÉ?!! —terminó por gritar, sin esperanza alguna. Un escalofrío me recorrió la espalda.
Tragué saliva y retrocedí, todavía vigilante por si aparecía algún incorpóreo de la nada. Ya me esperaba cualquier cosa.
—
Porque te has metido con quien no debías. Por eso. —respondió Light, que se acercaba paso a paso hasta su posición. No sabía tampoco qué pensar de su respuesta, ya era la segunda vez que intentaba lo mismo, y ya era la segunda vez que nos habíamos puesto en su contra. El problema estaba en que él se encontraba solo, y siempre tenía a todo el mundo enfrente.
—
Se acabó. Game Over.La voz de Joshua volvió a resonar por la plaza, apareciendo de nuevo como si fuese un fantasma. Supuse que sí, que nos había estado vigilando constantemente durante el combate, y puede que durante todo el Reaper's Game. Sin embargo no tardé en sentir una sensación ya desagradable, y que empezaba a conocer bien: estaba paralizada, por obra del propio Joshua.
Fui a responder, nerviosa, pero Light me quitó las palabras de la boca. Observé a Julio atenta, mirando cómo le arrebataba el endemoniado brazalete.
—
Lo siento, pero formaba parte del trato que hice con él para colaborar juntos. Tanto la Federación como él temían que vuestras órdenes, o vosotros mismos, os tomarais la justicia por vuestra mano u os dejaseis llevar por venganzas personales.Recuperé entonces la movilidad, me incliné levemente hacia adelante por la presión a la que había estado sometida y me llevé una mano al cuello, que ya me empezaba a doler. Me seguía sin hacer gracia que Joshua fuese tan misterioso como siempre, ocultando cosas que podían ayudarnos en gran medida, pero no estaba en condiciones de exigir nada.
»
Debéis marcharos de Ciudad de Paso ahora, he desactivado del todo vuestros nanobots. Yo me ocupo de Neku, Clío y los demás, pero no podré hacer nada por vosotros si os atrapan. —explicaba, mientras el chirrido de las puertas a mis espaldas resonaba con profundidad—.
Hay una cápsula de escape esperándoos, ¡corred!Me había salvado, otra vez. Desvié la vista, nerviosa, hacia la zona por la que venía un grupo enorme de ciudadanos y villanos finales, o eso suponía por las pintas que tenía uno, y que el otro podía volar. Y no estaba dispuesta a quedarme allí para terminar capturada, era lo último que me faltaba.
Miré por última vez a Joshua, recordando la misma situación de las Terrazas del Atardecer, y sonriente le agradecí:
—
Gracias... otra vez.Ya me parecía hasta cómico y surrealista que se hubiese dado una situación idéntica a la de aquel juego. No volví mi vista hacia atrás, corrí tan veloz como mis piernas me lo permitieron, y por supuesto, si Simbad necesitaba ayuda no me quedaría otra que retroceder hasta él y ayudarlo. Temí en ese momento que los aprendices de Tierra de Partida nos negaran la entrada a la cápsula de escape, especialmente a mí, que no llevaba muy buenas relaciones con ninguno de los presentes: ni con Light, ni con Maya ni con Fátima. Era su enemiga y ya había quedado demostrado en el pasado, así que me apresuré para colarme como pude y cuanto antes.
Una vez dentro, me aseguré de estar ubicada bien al fondo y alejada de la puerta.
No tardé en sentirme invadida cuando entraron todos, puse una mueca de asco por estar tan cerca de gente que sudaba chorros al igual que yo, y la nave empezó a ascender cuando el último entró. Durante los primeros minutos me sentí mareada, muy mareada, porque no estaba acostumbrada aquella clase de vuelos, sino al Glider que era bien distinto, y al ver que el cacharro se tambaleaba y crujía de vez en cuando exhalé un suspiro de amargura.
—
¿Es que no nos podían dar algo que no estuvieran a punto de tirar a la basura...? —musité, asqueada.
Cerré los ojos e intenté mantener la calma, después de haber sobrevivido al Reaper's Game me esperaba un infierno, y no sabía si era mejor que ser capturada por los subordinados de Mateus Palamecia.
¿Se estará leyendo Nikolai el libro que le recomendé el otro día?En menudas cosas pensaba mientras entrenaba en el gimnasio, se notaba que ese día no lo había empezado con buen pie. Estaba espesa y mientras pegaba algún que otro espadazo a los cristales de prueba, la puerta principal se abrió: se trataba de un Moguri.
Desmaterialicé el arma y cogí el paño húmedo que tenía por allí cerca para refrescarme la cabeza, luego me acerqué al sirviente, que parecía tener algo importante que decirme a mí, a Alec y a Simbad. Gritaba algo sobre una misión urgente del maestro Ryota, alterado por algo. Ni siquiera tuve oportunidad de pedir que se calmara: estalló en una nube de gas. La cabeza me dio vueltas, tosí e intenté escapar, pero no avancé siquiera dos o tres pasos. Caí redonda al piso.
Malditas copias virtuales.
Estaba despierta en una enfermería de la Federación. Sentí el cuerpo pesado al principio, con aquel sabor amargo y la boca pastosa. Gruñí por lo bajo y me revolví entre las sábanas, intentando ubicarme: Simbad y Alec también andaban por allí, en una cama como yo. Un alienígena de aspecto tan raro como los demás nos avisó de que ya estábamos limpios, nada de nanobots en el cuerpo. La mejor noticia que había tenido esa semana.
Por lo demás, todo bien. Me quedé allí echada, mirando perpleja el pijama que me habían puesto, el cual parecía tener más mangas de lo normal. Cómo no, la ropa humana no era bienvenida allí, pero lo entendía, sí, podía entenderlo. Aunque me resultara la cosa más incómoda del mundo porque al girarme terminaba enrrollada por todos lados.
—
Estamos vivos —le comenté a Simbad, buscando conversación—
. ¿Sabes? En el juego anterior Joshua también me salvó de forma parecida, nunca pensé que Andrei quisiera intentarlo otra vez... —pensé en voz alta, rascándome la sien.
Entonces caí en algo, y era que Simbad conocía al tal Yerai, o como se llamara.
>>
Oye, ¿de qué conocías a Yerai? ¿Ya sabías de Andrei desde antes?Aparte de eso, no hablé mucho más. Me quejé alguna que otra vez del incómodo pijama que me tenía desquiciada a ratos, y por lo demás, aproveché para quedarme allí hasta estar recuperada del todo. En un momento dado la puerta se abrió de par en par y la última persona que esperaba ver allí entró corriendo.
―
¡Oh, por todos los dioses, menos mal que estáis bien! ¡No me lo habría perdonado!La maestra Ariasu corrió hacia nosotros, nos abrazó y nos apretujó con fuerza. De no ser por el aspecto deplorable que exhibía, me hubiese enfadado, pero también tenía que entenderla.
—
M-maestra, me voy a quedar sin aire...Bueno, al menos podía considerarme afortunada de tener una maestra alegre que se preocupaba siempre por mí. Gengar también llegó con ella, y se me acercó levitando sin demora y alcé mi mano izquierda hacia él para acariciarlo. Mi fantasma sonrió y jugó con mis dedos, mientras escuchaba todo aquello que me tuviese que decir la maestra Ariasu y el encargado correspondiente.
Al final nos pusieron al tanto de todo: Dex Rain estaba confinado en la prisión y no tenía modo de escapar, imaginé que aquello era lo que se merecía. Y por otro lado la Gran Consejera nos quería entrevistar a todos, por separado, para escuchar lo que tuviéramos que decir sobre esa aventura en Ciudad de Paso. Me ofrecieron ropa limpia y me preparé cuanto antes. Esperaba no tener que ponerme un pijama como esos en mucho tiempo.
Una vez en el pasillo, antes de ir a la entrevista, me agaché hasta la altura de mi pequeño.
—
¿No quieres ir a verla? Es tu oportunidad, mientras yo estoy ocupada.Efectivamente, le estaba hablando de la pequeña alienígena que había conocido en nuestra última aventura. No solíamos visitar la nave de la Federación con frecuencia así que se trataba de una oportunidad única. Gengar asintió y, sonriente, marchó volando por los pasillos. Desconocía qué punto utilizaban para quedar, pero si él se orientaba mejor que yo, estupendo.
Entré en la sala con cierta tensión encima, extrañada porque ya Julio nos había acompañado a Simbad y a mí durante parte del juego, él sabría explicar mejor que yo las cosas, ¿no? Como fuera, tenía que hacerlo y no podía echarme atrás. Me senté sobre la silla, recordando la situación tan parecida que hubo en la crisis energética tiempo atrás, y junté ambas manos sobre mis rodillas, buscando las palabras adecuadas para empezar.
Julio ya estaba por allí, y la maestra Ariasu también, pero el alienígena que tenía delante, con aquel aspecto tan serio, lograba intimidarme.
—
Yo me llamo Saeko, aprendiz de Bastión Hueco como puede ver —desvié la vista un momento hacia la maestra, para luego continuar—
. Fui secuestrada por Dex Rain... o Andrei, como se llame, estando en el gimnasio. Utilizó... —dudé por unos instantes, casi sin creerme lo que estaba a punto de decir de lo absurdo que resultaba, pero lo de las copias virtuales era tan cierto como mi otra vida en Villa Crepúsculo—
una copia virtual de un Moguri para tendernos una trampa. Ya participé en el anterior Reaper's Game, bajo la identidad de una copia virtual controlada por él. Puede parecer absurdo, pero posee la tecnología y los medios para hacerlo. —cuanto más hablaba, más convencida estaba de que debía parecer una lunática.
>>
Desperté en Ciudad de Paso, sin mucha idea de lo que estaba pasando. Nos quitó todas nuestras pertenencias y nos fue guiando con misiones que no tenían mucha lógica por la ciudad. El detective Julio ya estará al tanto de ello —expliqué, mirando esta vez a Julio, que parecía más dormido que presente—
. Los villanos nos intentaron capturar, Andrei nos intentó matar creando nuevas copias de nosotros, y Joshua nos salvó el pellejo. Creo que no hay nada más que comentar.Y con eso, esperaba que todo estuviese listo. Había sido un resumen muy completo, cierto que había omitido algunos detalles como la destrucción de la fuente —aunque Julio fue testigo del proceso—, o el asunto de los nanobots, tan complejo que ni yo lo entendía. Pero ya Joshua y el detective tendrían tiempo de completar la información. Les había dicho la verdad, al fin y al cabo. No era más que una víctima más de aquel chiflado.
Al salir, nos reunimos en el hall del Transporte Penitenciario. Acompañada de la maestra Ariasu y mis compañeros, logré ver a los miembros de Tierra de Partida. Estaban Ronin, el mismo maestro que ya había acompañado a Neru durante la crisis de energía, y otra que me sonaba de haberla visto en La Red, cuando Erased. Gengar llegó en ese momento, cargado de aparatos quirúrjicos que no me sonaban de nada, y se situó a mi lado. Tenía aspecto de haberlo pasado bien, y me alegraba por ello.
—
Esperad un momento, por favor —interrumpió Julio entonces—
. Me han dado permiso para llevaros a verle. A Dex Rain. Es lo mínimo que puedo hacer tras lo que os hizo. Si estáis interesados, acompañadme.Ignoraba quiénes querrían visitarlo, pero yo sí estaba dispuesta a hacerlo, quería al menos dedicarle unas palabras. Unas palabras que, muy posiblemente, le hubiesen gustado decir a mi otra yo, a mi propia copia.
—
Maestra, si me permite. —le pedí permiso.
El caminó llevó lo suyo, y me impactó ver las tremendas medidas de seguridad de la prisión. Sin duda, escapar de allí era imposible. Menos mal que yo no tenía culpa de nada, ¿no? Me sentí incómoda al recordar cómo había tratado a Gata la primera vez.
Y allí estaba: Dex Rain, o Andrei Saavedra. Sabía que, muy posiblemente, no fuese a escucharme, pero era algo que
necesitaba decirle. O no podría descansar tranquila esa noche. Por supuesto, Gengar me acompañó en todo momento. Sí, tendría que recordarnos bien, a fin de cuentas, incluso mi pequeño tuvo que pasar un infierno por su culpa.
—
Sé que te importará bien poco mi opinión, pero mi otra yo quería decirte algo desde hace mucho tiempo —fruncí el ceño, pensando bien cómo decirle aquello sin tener que insultar—
. Si siempre tratas a los demás como meras herramientas, como si todo lo que no entrara en tus planes no sirviese, es normal que nunca hayas encontrado apoyo. Me obligaste a vivir algo que yo nunca quise, incluso a mi mascota —"Y hasta a Nadhia", pensé, pero esa última parte no la mencioné—
. Y lo has querido repetir otra vez. Supongo que esto es lo que te mereces, ¿no? Y luego era yo la débil. —apreté el puño, recordando cómo me había infravalorado tanto, a mí y a otros tantos aprendices, durante nuestros primeros meses de entrenamiento en Bastión Hueco—
. Pero gracias por haberme salvado aquella vez, en el entrenamiento. Supongo que no tengo nada más que decirte. Aquí ha terminado todo para ti.Le miré una última vez, intentando grabar bien su imagen en mi memoria, y me di la vuelta. Aquella era la última vez que iba a ver a Andrei Saavedra, y todo lo que le tenía guardado, estaba dicho. Sentí cómo me liberaba de un peso más que cargaba a mi espalda: una nueva etapa empezaba para el antiguo maestro, y esperaba que supiese reflexionar sobre todo lo que había hecho hasta ese entonces.
Ya nadie volvería a sufrir por el Reaper's Game.
Lo dicho, la trama ha estado muy genial. Me ha encantado y muchas gracias a Astro por su dedicación ^^