Tierra de Partida
- Participantes -
Ivan Kit (Narrador)
Fyk (Final Fan)
Dejay Lion (Dejagow5)
Hitori Yagari (Hitori)
Nuevo día en Tierra de Partida. Nuevo día de mortal, largo y duro, duro entrenamiento.
Debo admitir que ese día se me pegaron mucho más de lo normal las sábanas. Solo pensar en que Ronin me mandaría otra vez correr, saltar y hacer tropecientas tonterías físicas inútiles provocaban en mí una gran pereza; además, me encontraba cansado de todo el entrenamiento de la semana anterior. Ni un día de descanso, ¡ni uno! Cuando iba al colegio, al menos los domingos los tenía libres. Pero aquí no. Cada día era más duro que el anterior.
Conseguí levantarme finalmente pensando en que cuanto antes acabase aquel infierno, antes me dejaría mi Maestro volver de visita a Ciudad de Paso a visitar a mi padre. Esperaba una carta suya en mi estancia en aquel mundo, pero sin embargo no había recibido nada; típico de él, prometerme algo y que luego se le olvidara. Sin embargo, me extrañaba más por parte de mi madre. Siempre se había preocupado mucho por mí, llegando a (admitámoslo) mimarme un poco.
Aquello me daba fuerzas para levantarme, con o sin entrenamiento. Me preparé completamente para el fructífero día que tenía por delante. Me vestí con mi camisa blanca habitual, me puse la pieza de la armadura, me coloqué correctamente las gafas de estilo... Estaba preparado y dispuesto para otro día. No un gran día, pero otro día.
—¡Estoy listo para entrenar!
Y abrí la puerta de mi habitación para salir de allí... Y resbalar con algo en el suelo.
No caí de milagro. Me agarré al pomo de la puerta en un acto desesperado de no precipitarme contra el suelo; creo que un aprendiz me vio, por lo que me sonrojé un poco y maldije para mí mismo. Dirigí la mirada al suelo, buscando el origen de mi pequeño desliz, y deduje que era un sobre tirado que debía encontrarse bajo mi puerta. Lo recogí y vi mi nombre escrito en él. Lo abrí y saqué una carta escrita a máquina.
"Estimado señor Kit:
Se le informa de que hoy su Maestro no podrá acudir a su cita diaria de entrenamiento por motivos ajenos.
Así pues, le recordamos que puede entrenar igualmente por su cuenta en los jardines del castillo, disponibles todo el tiempo para nuestros apredices.
Que tenga un buen día."
Chasqueé la lengua. ¿Ronin no estaba? Mejor para mí, un día entero de descanso. A la porra el entrenamiento: me metí en mi habitación y cogí un libro que tenía sobre mi escritorio, "Los mundos oscuros", el cual llevaba unas cuantas noches leyendo con bastantes ganas.
Así pues, me dirigí hacia la salida del castillo con el libro bajo el brazo, dispuesto a dedicar un día entero sin entrenamiento a la lectura apasionada.