We are 420 minutes from the endLas esferas contestaron tal y como Crow esperaba: se iluminaron con mucha más potencia cuando su lanza las tocó, salvando en su luz a los Jugadores al acecho de la oscuridad. Estaban fuera de peligro al menos mientras Crow aguantara: las esferas no se movían de su sitio y la oscuridad esperaba su oportunidad.
Zait, sin embargo, salió de la cálida y segura luz que le protegía. Decidido a no dejar a nadie de lado se lanzó contra la defensa eléctrica de Ariasu, chocando de frente con esta. Era como un muro inquebrantable, absolutamente irrompible. Pero no había llegado allí para rendirse: siguió golpeando, haciendo fuerza, aunque el contacto con la electricidad le sentara como agujas clavándose en sus dedos.
Ariasu observó de reojo a Zait, sabiendo lo que intentaba.
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¡Vete de aquí! ¡No puedes romper la barrera!Pero aquello no detuvo al joven. Siguió intentándolo con todas sus fuerzas, logrando atravesar unos pocos centímetros con las yemas de sus dedos. Era terriblemente doloroso, pero podía notar el progreso gracias a su determinación. No se iría de allí sin Neku, y menos sin acabar con aquella zorra.
Pero Ariasu tenía otras ideas. Tomó su Llave Espada y dejó de estrangular a Neku para girarse de golpe y apuntar contra el Jugador, disparando una esfera de fuego contra él y su capa. Zait tuvo que detenerse un momento, pero siguió atravesando la capa, decidido. La Game Master le lanzó un bloque de hielo contra su pecho, abriéndole una herida que pronto comenzó a sangrar: pero ni con esas le lograba detener.
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¡Quien está sola, Ariasu...! —Neku hizo un esfuerzo por enderezarse entre tosidos y el dolor del campo eléctrico—
¡... Eres tú!La Game Master reaccionó con un grito, impotente ante sus acciones para detener a Zait. Gritó de furia y dolor y se levantó, con la Llave Espada en mano mientras el chico entraba en el campo eléctrico. Y, en un rápido movimiento, le detuvo de forma definitiva. Clavó su Llave en su estómago, atravesándole de costado a costado.
Zait notaba el dolor y la sangre brotando de su boca. Quizás su cuerpo fuese digital, pero aquello no quitaba que su dolor fuese real. Igual que su orgullo cuando pudo escuchar, con los labios de Ariasu pegados a su oído, una pequeña risa de satisfacción de enemiga. Estaba agotada, casi muerta, pero había ganado.
Pero incluso así, al borde de la muerte, Zait seguía decidido a no rendirse.
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Golpe circular.El sonido del viento cortándose irrumpió el hall. La carga eléctrica de Ariasu cesó de golpe, con la Game Master sorprendida por lo que acababa de suceder. Se llevó la mano a su estómago y comprobó, con horror, que era ella la que tenía la Llave Espada clavada. La capa de Zait había arrancado esta de él en su golpe circular para devolverle su propio arma, dejándola con la boca abierta.
Ariasu echó una risa en shock, llevándose la mano al estómago y comprobando que, en efecto, sangraba. Zait seguía vivo frente a ella, aunque a duras penas. Y ella, sin embargo, sabía que estaba a punto de sucederle. Y no estaba dispuesto a ello.
La Game Master volvió a transformar su Llave Espada en su vara, con lo cual fue más fácil retirarla de su cuerpo. La tomó con decisión, clavando su mirada en Zait. Cayó de rodillas ante él, sin fuerzas.
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Esto no ha terminado, maldito cabrón de...Y sin más fuerzas, incapaz de seguir luchando, Ariasu se desplomó a sus pies. Había muerto por completo. La batalla había terminado al fin.
Neku se acercó al Jugador, cojeando. Le tomó de la mano para que se apoyara en su hombro y le ofreció una bebida que, en cuanto bebiera, le hizo sentir mejor, aunque no completamente curado. Y justo entonces, la lámpara se soltó sobre ellos, cayendo en su dirección para aplastarles.
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¡Magneto!Los cuerpos de Neku y Zait fueron arrastrados por el poder magnético de Felix, salvados a pocos centímetros de ser aplastados por la lámpara de araña, la cual cayó sobre el cuerpo inerte de Ariasu. Los chicos volvieron a estar todos juntos, a salvo.
Pero no para siempre. A la caída de la lámpara, la oscuridad se apoderó del hall completo, dejándoles arrinconados por completo. Antes o después, las esferas desaparecerían, y entonces todo habría terminado.
No tenían probabilidades de sobrevivir, incluso con Ariasu derrotada. Tenían, al menos, tiempo para hablar de todo lo sucedido. Y sería ideal si, también, Maya curase a Zait las tremendas heridas provocadas por el combate.
* * *Incluso sufriendo el dolor que el desconocido le estaba provocando, Alec no estaba dispuesto a rendirse en combate. Las dos esferas de viento que lanzó explotaron al entrar en contacto con
Erased Data, el cual no fue capaz de esquivar o bloquear en absoluto: recibió el ataque de lleno, dándole una oportunidad para liberar a Iwashi.
No perdió su oportunidad. El Reaper envió cartas de su baraja en dirección a los brazos que sujetaban a la mujer, cortándolos con éxito. Sin embargo, al hacerlo, esta cayó al agujero infernal a la que intentaban arrastrarla, provocando un grito por su parte; sin embargo, Alec notó cómo la recogía en el aire dentro del propio agujero con una de las cartas, vuelta de tamaño más grande.
—
Y dime, montón de datos, ¿cuál es tu razón para estar aquí? Algo me dice que no puedes encontrar ninguna ya que solo eres un desecho de este mundo, un ser que se mueve por instinto. Adelante, Datos, muéstrame todo lo que quieras, ya que no voy a caer ante nada.Iwashi salió del agujero gracias a la carta, mostrándose agradecida. Se impulsó para saltar al suelo, pero de su sombra surgió una figura que la tomó por el cuello de espaldas.
—
De acuerdo. Caerá ella.Los pies del encapuchado se convirtieron en cientos de pequeñas bocas oscuras que devoraron la carta del Reaper, dejando nada bajo sus pies excepto el agujero que él mismo había invocado. Ambos cayeron a su interior con la risa del encapuchado, pero Iwashi intentó resistirse agarrándose al bordillo. Sus ojos se llenaron de terror, clavándose en Alec y suplicándole que le salvara.
Sin embargo, no pudo. El Reaper notó cómo algo le atacaba por la espalda y notó cómo otro de los sables de oscuridad le atravesaba el cuerpo, mientras que un pie le empujaba contra el suelo para inmovilizarlo. El encapuchado había vuelto a aparecer justo detrás de él, como una sombra silenciosa, para atacarle otra vez y dejarle paralizado ante la Jugadora. Rió en alto y acercó una de sus armas al rostro del chico, obligándole a desviar la mirada en dirección a Iwashi.
—
Mira atentamente, pecador, mira y siéntete impotente —le dijo en alto mientras Iwashi intentaba salir de su agujero, luchando con todas sus fuerzas y mientras decenas de brazos de oscuridad volvían a surgir tras ella para agarrarla con fuerza—
. ¿Quieres salvarla? Claro que no. Eres un Reaper, y en el fondo, te alegras de que la esté matando. Siéntete culpable. Alimenta la oscuridad de tu corazón.Iwashi dejó de luchar contra los brazos para observar a los ojos de Alec sólo para ver si algo, lo más mínimo de lo que decía el desconocido, era cierto.
—
Porque mientras haya oscuridad en vosotros, yo seguiré existiendo.Los brazos agarraron a la Jugadora por la boca y los ojos, tirando de ella con fuerza. Sus manos se soltaron, permitiendo que su cuerpo fuera arrastrado hacia aquel infierno digital lejos de Alec y el desconocido. El chico no puedo hacer nada para salvarla: estaba inmovilizado. Iwashi había sido eliminada, y como Reaper, lo notó en su corazón.
Y tras aquello, todo se volvió negro para Alec Ocus.
* * *El tren de Nadhia llegó finalmente a la estación de trenes del Sector Crepúsculo. No hacía mucho que ya había estado allí, aunque fuera en los recuerdos de otra persona. Pero no se diferenciaba demasiado: nadie estaba allí, pese a ser una hora en la que normalmente la gente los tomara para regresar del trabajo.
Al salir de la estación, sin embargo, sí vio a gente. Tres chicos esperaban en el bordillo, mirando al eterno atardecer, con algo en la mano cada uno que desde la distancia Nadhia no pudo ver. Cuando se acercó, finalmente, percataron su presencia y se quedaron mirándola.
Llevaban unas jeringas con un líquido blanco. Sonrieron a Nadhia y dirigieron la vista de nuevo hacia el horizonte, concretamente hacia el bosque. Una masa de oscuridad se había tragado por completo la zona en la que anteriormente estaba la mansión.
—
Ha llegado la hora, chicos —señaló el chico rubio, afirmando a la chica de vestido naranja y el muchacho regordete que le acompañaban—
. Tal y como Avatar profetizó: nuestros corazones han de ser liberados.Y antes de que Nadhia pudiese hacer nada, se clavaron las jeringas en el cuello. Sus cuerpos sufrieron convulsiones, soltando estas de inmediato y cayendo al suelo de espaldas los tres. La joven pudo contemplar cómo algo salía de sus pechos, una masa de datos con forma de corazón, y se liberaba hacia el cielo.
Allí no terminó todo. Los cuerpos de los tres chicos comenzaron a transformarse, volviéndose su piel pálida y blanca como la leche: su pelo se vio sustituido por capuchas cerradas, sus extremidades se volvieron largas y puntiagudas. No pudo evitar acordarse de los monstruos que le atacaron a ella y a Saeko el segundo día, pues eran casualmente muy similares: y los ojos amarillos que surgieron de sus antiguos rostros lo confirmaron. Los cuerpos de los chicos se levantaron y dirigieron hacia Nadhia, soltando un ligero siseo al verla, con un movimiento parecido al de una serpiente capaz de levitar en el aire.
Pero la pesadilla no terminó allí. Nadhia comenzó a ver todo un flujo de datos de corazones volando en el cielo, surgiendo de todas partes de la ciudad: miles de personas habían hecho lo mismo. Miles de corazones se habían sacrificado para que sus corazones en forma de ceros y unos echaran a volar hacia el cielo, en dirección a nubes blancas que se habían formado frente al sol. Y cuando alcanzaron estas, se abrieron para dar paso a lo que Nadhia menos podía esperar ver.
La Torre de la Corrupción en el cielo, recibiendo en lo más alto toda la información de los corazones. Igual que en su visión: algo surgía entre las nubes bajo la figura de Avatar.
Uno de los monstruos siseantes atacó a la chica, distrayéndola de lo que veía. Eran sus enemigos ahora, pero apenas un minuto antes habían sido muchachos inocentes del pueblo en el que ella misma había crecido. La decisión de qué hacer estaba en sus manos.
* * *Había pasado aproximadamente media hora, y el hall de la mansión seguía igual. Crow seguía aguantando su lanza en la esfera para poder dar algo de luz con la que subsistir a sus compañeros, pero no podía darles ningún método de salida. Todo lo que intentaran sería inútil.
Y finalmente, recibieron una señal que les otorgó algo de esperanza. Sus móviles vibraron para dar a entender un mensaje entrante
Enhorabuena, Jugadores. Veo que Ariasu, finalmente, ha caído. Ya puedo liberaros de las prisiones de este mundo.
Reuníos conmigo en la estación del Crepúsculo. Ignorad a las cosas blancas que encontréis en vuestro camino: las he programado para que no os ataquen a menos que lo hagáis vosotros.
Estoy muy orgulloso de vosotros.
~Avatar
La puerta del hall se abrió después de que leyesen los mensajes, liberando un haz de luz que les valió como pasillo para salir. Sólo tenían que sortear la lámpara, iluminada por la luz de la puerta y con el cuerpo de Ariasu bajo ella.
Podían ver la luz, escuchar el sonido de los árboles empujados por el viento. La luz incluso les reconfortaba, les curaba del cansancio mental y físico. Era el sabor de la libertad.
¡Aviso! Siento si me he equivocado en la interpretación del rescate de Neku: no queda claro en el mensaje si se lanza sólo la capa o si también va Zait, y los testigos mantienen ambas versiones. He tomado la versión de que Zait va con la capa, que sería la correcta para poder salvar a Neku. Si me he equivocado me disculpo de antemano.
LightHelco se ausenta hasta nuevo aviso. Cuando puedas, lo dices y vuelves.
Fecha límite: viernes 19 de julio de 2013, 18.00 hora peninsular española.