Hola, muy buenas. Soy NaNdO, y sin nada que decir, os presento...
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[center]Búsqueda de Poder[/center]
[center]Capítulo 1 - Bienvenido, Odom.[/center]
-¡NOOOOO!
-¡Odom, despierta!
En un pequeño carro tirado por caballos, se encontraban dos personas de estatura media, uno de ellos joven, de unos diecisiete años. Era un día espléndido, soleado, pero algo húmedo.
-Odom, ya casi hemos llegado –Decía un hombre de mediana edad-. ¿Qué estabas soñando?.
-Nada
-En fin, será mejor que te levantes ya, que estamos a punto de llegar al pueblo de tu abuelo. Seguro que se alegrará de verte.
Después de unos minutos de silencio, el carruaje se paró, y el piloto de este se desmontó. Abrió la puerta del carro, y de este salieron Odom y su acompañante. El acompañante le dió una maleta a Odom, y le dijo:
-Quizás esta sea la última vez que nos veamos, Odom. Tengo que irme al país del vapor con mi familia de nuevo, y no sé si podré volver –El tipo le cojió la mano a Odom, y soltó en ella un collar-. Cuida bien de el, era de tu padre.
-Gracias... Lo guardaré bien, vete tranquilo –Dijo Odom.
-Bueno, adiós, espero que te vaya bien. El piloto del carruaje te llevará hasta la casa de tu abuelo.
-Adiós... que te vaya bien primo.
El hombre se volvió a meter en el carruaje, y cerró la puerta. El piloto del carruaje se acercó a Odom, y le pidió que le siguiese. Odom lo hizo sin rechistar, y no dijo palabra hasta que el hombre le dijo:
-¿Cómo murieron tus padres?
-En una batalla, un guerrero del país del fuego.
-Lo siento.
-Tranquilo... tengo que superarlo, y lo superaré. Eso sí, que le quede claro a ese guerrero que lo mataré...
-Te deseo suerte, chico –Dijo el hombre mientras que señalaba una casa de piedra-. Esa es la casa de tu abuelo. Bueno, que te vaya bien.
-Hasta luego –Se despidió Odom.
Odom se acercó a la casa y picó varias veces. Parecía que la casa estaba desierta. Después de esperar más de quince minutos, bajo las manos al suelo, y de estas salieron dos chorros de agua, que lo impulsaron con una fuerza tremenda al balcón, y entró a la casa desde este.
-¿Hola? ¿Hay alguien? –Repetía el chico una y otra vez.
Después de inspeccionar la casa entera, se acercó a la entrada a la que picaba, y derrepente esta salió volando contra Odom. Este la esquivó de un salto, y miró hacía donde estaba antes la puerta. Se veía una persona, pero no se le podía ver bien, ya que los rayos de sol entraban de frente.
-¡¿Quién eres?! –Gritó Odom.
-Eso lo debería de preguntar yo, ¿no?... esta es mi casa... –Dijo un anciano, ya que se le notaba por la voz.
Cuando dijo esto, hubo una explosión de agua donde estaba el anciano, y otra justo detrás de Odom. El anciano apareció detrás de Odom, y cuando este miro al anciano, salió otro anciano por detras.
-¿Es usted mi abuelo Eob?
-¿Odom? ¿Cómo has llegado tan pronto? –Uno de los ancianos explotó, llenándolo todo de agua.
-Pero si estaba previsto para hoy, y además a esta hora.
-Creía que era mañana, perdóname –Se disculpaba el anciano-. Ven a que te enseñe tu habitación.
Odom siguió al anciano, extrañado, ya que no había recibido ni un solo gesto de cariño, como por ejemplo, un abrazo.
Cuando llegaron, se pudo apreciar una gran habitación con las paredes de piedra, y una cama en el centro. Un par de armarios a los lados y una ventana a la derecha de la cama, por delante de un armario.
El anciano se acercó a Odom y le dió un abrazo, luego le miró a los ojos y le dijo:
-Siento lo de tus padres.
-No importa...
-Sí, sí importa. Quiero preguntarte una cosa, Odom. ¿Tienes odio ahora mismo en tu interior?
-Sí...
-Odio hacia el guerrero que asesinó a tus padres, ¿verdad?
-Sí... si ahora pasase por la calle de ahí abajo, lo mataría.
Odom se acercó a la ventana, y vió a unos cuantos soldados del país del fuego. Sabía que aquella parte del país del agua estaba asediada por el país del fuego, y que cada día los guerreros del país del fuego hacían arder a alguien, simplemente por no pensar lo mismo que ellos. Mientras que Odom les miraba con odio, el anciano dijo:
-Yo siento ese mismo odio hacía ellos... ellos mataron a mi esposa, y algún día me vengaré. Tu llegada es una esperanza para mí, Odom. Te contaré una historia...
Continuará