Capítulo 21:
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[NOST = La verdadera oscuridad - 0m 30s]
—Caín…
—… Y Nameless.
El portal oscuro tras los dos hombres se cerró, formando un innatural sonido de succión. Tanto Caín como Nameless miraban a los chicos con una sonrisa burlona en el rostro, y hacían caso omiso al cadáver de la mujer, Lilith, que descansaba a sus pies.
Una fría corriente de aire sopló en la escena, agitando espeluznantemente el cabello del cuerpo inerte de Lilith. Lo mismo sucedió con el blanco cabello de Caín que, en dicho movimiento, enmarcaba los temibles y felinos ojos amarillos del hombre.
—Mira, Caín, han roto a Lilith —comentó Nameless, a manera de burla.
—Sí… Es una pena, ¿no lo crees? —respondió Caín, en un tono de voz más alto que lo normal, con la intención de que los muchachos no se perdieran ni una sola palabra de lo que decía.
—¿¡Qué acaso no os importa lo que le pase a vuestra amiga!? —gritó Flora, enfurecida, asiendo su estoque con decisión. Hizo ademán de dar un paso hacia delante, pero se lo pensó mejor y lo disimuló poniéndose en guardia.
—¿Amiga? Por favor… —expresó Nameless, bajándose las gafas un poco con su dedo para mirar mejor a la chica, mostrando en el proceso unos ojos iguales a los de Caín, a excepción de que los del último eran de amarillos y los de Nameless eran más oscuros, de color ámbar.
—Venga, era buena con el reconocimiento y espionaje, solamente —dijo Caín, acompañado por unos ademanes de manos bastante amplios que, por alguna razón, a los muchachos les recordaban a los poderes de Caín.
—Aunque sí lamentamos su pérdida —continuó Nameless. El hombre acercó el puño cerrado a su pecho y añadió—: Un minuto de silencio… para honrar a los caídos.
Ninguno de ellos supo por qué, pero los muchachos se unieron en el homenaje, a pesar del profundo odio hacia sus enemigos. Simon incluso se quitó el sombrero.
Fue Flora la que rompió el silencio cuando consideró que ya había sido suficiente:
—¿Lilith era sólo eso para vosotros…? —susurró— ¿Un simple juguete…?
—Nos parece más respetuoso considerarla un instrumento… Pero sí, si quieres referirte a ella de esa manera —respondió Caín, con una sonrisa de oreja a oreja
—¡Sois demonios! —vociferó la chica, apuntándoles con el estoque— ¡Trabajabais juntos, deberíais haber sentido algo! ¡¡Por lo menos una pequeña afección!!
—¿Y por qué te afecta tanto, Flora? —preguntó Caín. Sin esperar respuesta alguna, se dirigió hacia Nameless—: Me gusta su carácter. Tiene valentía y fuerza. Creo que es la indicada. ¿Te parece?
—Me parece, sí. ¿Deberíamos empezar ya?
—¡Demonios, demonios! ¡Tenéis corazón de roca! —gritó Flora, quien ya comenzaba a hacerse invisible en algunos lugares debido a la furia que la embargaba.
—Corazón de roca, ¿no? —comentó Nameless— Qué oportuno.
[NOST = Nameless]
Sin aviso alguno, Nameless extendió ambos brazos hacia los lados. Hubo un estruendo, luego una sacudida, y después Flora estaba con los pies incrustados en la tierra, incapaz de moverse.
—¿¡Pero qué…!? —exclamó Simon, al verse atrapado también. Después de unos segundos, el joven soltó una carcajada y expresó—: ¿Cuántas probabilidades creéis que hay de que…?
—¡No tan rápido, LaPlace! —interrumpió Caín. En unos instantes, un tentáculo de agua se lanzó hacia Simon y le colocó algo en la cabeza.
—¿Habías sentido un Anulador antes, Simon? —se burló Caín, mostrándole un pequeño escarabajo que tenía entre los dedos. Otro tentáculo más volvió hacia Caín, manifestando que ya había anulado alguien más, seguramente a Flora.
Nameless alzó la cabeza al escuchar el aleteo de Lucios sobre sí. El hombre dejó caer a Edward, a quien había llevado cargado en brazos. Con su “espiral de fuego” en mano, Ed exclamó mientras atacaba al hombre:
—¿Geokinesis? ¡Era de esperarse! —Nameless se movió al último momento y esquivó el ataque de Ed, el cual creó una pequeña onda expansiva al golpear el suelo. Antes de que pudiese levantarse, la muñeca del chico se vio atrapada en la dura roca, al igual que sus pies.
—Esa posición te deja un poco vulnerable e indefenso, Eddy —rio Caín, colocándole personalmente un Anulador tras la oreja. Ed maldijo al sentir los fríos dedos de Caín y las diminutas patas de la criatura, que muy pronto clavó lo que parecía un aguijón en la piel del chico.
Mientras Caín anulaba los poderes de Ed, Lucios había seguido volando a Nameless, pero era incapaz de atraparle. El hombre se movía muy rápido y cambiaba de dirección sin tener que virar, debido a que no se movía en absoluto: Utilizando su geokinesis, desplazaba un el trozo de tierra que estaba bajo él, siendo capaz de deslizarse ágilmente.
—¡Lucios, cuidado! —le previno Flora al hombre, cuando vio que un orbe de agua se acercaba peligrosamente. Gracias a la advertencia, Lucios fue capaz de esquivarlo al frenarse y ascender ágilmente. Tal y como la anterior, llegaron muchas esferas de agua más, lanzadas por Caín. Lucios, quien ahora tenía ambas alas de color blanco, descendió en picada para alejarse de los ataques. Su estrategia, sin embargo, lo llevó a acercarse más al suelo, donde Nameless podía alcanzarle sin mucho esfuerzo.
Y así fue. Nameless lanzó una roca hacia Lucios. En su trayecto, ésta se amoldó hasta formar una especie de “U”, la cual envolvió al alado por el pecho y le obligó a detener su vuelo.
—¡No! —gritó Simon, al ver como su compañero caía irremediablemente hacia el suelo, arrastrado por el peso de la roca. Una vez inmóvil, Caín se ocupó de anular sus habilidades también.
[NOST = Momentos difíciles]
—Perfecto —murmuró Nameless, a la par que lanzaba sus gafas a la fría tierra. Plantó sus pies en el suelo e hizo unos agresivos movimientos con los puños cerrados.
Mientras más se movía Nameless, más se movían los muchachos, quienes no podían hacer nada en su posición. Muy pronto todos quedaron de pie, aún con los pies en la tierra. Nameless alzó los brazos y cuatro columnas de roca se levantaron. Con otro movimiento, el hombre inmovilizó a los muchachos, con las susodichas a sus espaldas. Finalmente, alzó cuatro largos barrotes del mismo material y los unió a las columnas de manera transversa. Las muñecas de los muchachos se vieron aprisionadas en los extremos, mientras los pies quedaban colgando sin siquiera rozar el suelo.
Les habían crucificado.
—Caín, carga a Lilith —ordenó Nameless. El joven obedeció y se colocó el cadáver de su compañera en el hombro—. Ya sabes a donde llevarla —añadió, mientras caminaba tras el joven. Con un movimiento de manos, el hombre provocó que las cruces, con los muchachos en ellas, se desplazaran y le siguieran.
Caminaron durante más de media hora, rodeados por la infinita oscuridad nocturna. No había luna, ni ninguna otra fuente de luz a su alrededor. Caín iba al frente, guiándoles; hubo en tiempo en el que no fue necesario verle, pues Lilith dejaba tras de sí gotas de sangre. Sin embargo, llegó un momento en el que no supieron a dónde se dirigían, pues el cadáver ya había dejado de sangrar, debido a la falta de circulación.
Los muchachos ya tenían heridas allí donde su piel hacia contacto con la roca, especialmente en las muñecas, que eran el punto de apoyo principal. Simon no paraba de maldecir y gruñir; contrariamente a Lucios, quien no había soltado ni siquiera un gemido desde que les habían atrapado. Las quejas de Simon se veían acompañadas por los sollozos de Flora, quien seguramente no había podido soportarlo y no había parado de llorar, y por las gruñidos de Ed, quien seguía intentando liberarse.
—Ed, no seas idiota. A este paso terminarás haciéndote heridas graves —expresó Simon. Al parecer Nameless se escuchó, pues, desde la oscuridad, se escuchó su voz:
—¿Te estás haciendo daño, Ed? ¿Te gustaría tener un descanso para los pies?
Pararon de moverse. Nameless surgió de entre la noche y se paró frente a Ed, con una mueca burlona dibujada en el rostro.
—¿Qué dices? —preguntó Nameless—Sólo un ligero movimiento de mis manos y tu viaje será menos doloroso.
—No quiero tu sucia compasión —insultó Edward. Acto seguido, le escupió a Nameless en la cara. En el rostro del hombre se dibujó una desencajada expresión de furia.
[NOST = Lilith y Caín]
—¡Insolente! —vociferó, a la par que golpeaba a Ed en el rostro con el dorso de su mano. El chico soltó un gemido e intentó apartar su cara de Nameless, pero apenas era capaz de girarla.
—¡Niño idiota! —gritó el hombre. Volvió a darle una bofetada a Ed, quien ya tenía el labio roto. Nameless soltó un bufido de molestia y se dio la vuelta, dispuesto a seguir caminando.
—¿Qué te pasa? ¿Acobardado? ¿¡No vas a seguir golpeándome!? ¿¡¡No quieres ese placer, sucia rata!!? —vociferó el chico, provocando que de su boca volaran algunas gotillas de sangre.
—Ahora no… Pero aprecio tu linda oferta, Edward —comentó Nameless, después de haber recuperado la compostura—. Hemos llegado. ¡Caín, luces!
Se escuchó un “Ajá” de asentimiento. Inmediatamente después, pudieron oír un golpe seco, señal de que Caín había, no dejado, sino lanzado al suelo el cadáver de Lilith. Hubo unos segundos de silencio absoluto, en los cuales ni siquiera el viento pudo ser escuchado
—Sólo tengo una bio-antorcha —dijo Caín desde la oscuridad—. ¿Qué hay de ti?
—No. Tengo pedernal —respondió Nameless.
—Oh, espera. Creo que tengo cristales de luz en este bolsillo —continuó Caín.
—Cerrad los ojos —advirtió Nameless. Los muchachos no querían arriesgarse a perder de vista a su secuestrador, pese a que no era muy distinto tener los ojos abiertos a tenerlos cerrados. Sin embargo, obedecieron. Se escuchó el sonido de una roca golpear contra otra, y después llegó un fuerte destello de color blanco, que los muchachos pudieron ver a pesar de haber tenido los párpados cerrados.
—Sí, ha encendido una de las antorchas —expresó Caín—. Colocaré la bio-antorcha en el pedestal de la otra.
Los muchachos abrieron los ojos y se sorprendieron con lo que vieron. Durante todo ese tiempo, no habían estado en el exterior, en una oscura noche sin luna: ¡Habían estado en el interior de una cueva!
Tal y como había dicho Caín, una antorcha se había encendido, del lado derecho de la cueva. Del lado contrario, había una esfera de cristal del tamaño de una naranja, que brillaba con un innatural color verde azulado. Ya que Caín le había llamado “bio-antorcha”, los chicos imaginaron que en su interior vivía una planta u hongo que, al hacer quimio o fotosíntesis, liberaba luz, la cual a su vez se veía aumentada por el cristal de la esfera.
En el centro de la cueva, justo detrás de Caín, había dos estructuras cuadradas hechas de piedra. Parecían camas; y lo hicieron aún más cuando Caín levantó a Lilith y la colocó sobre una de ellas.
—Ahora… Según como lo describió Lilith —comenzó Caín—, necesitamos colocar el otro cuerpo al mismo nivel del primero.
—Deberíamos hacer también el otro procedimiento —comentó Nameless—. Le necesitamos también a él.
—Entonces trae a ambos —dijo Caín, quien sacó una libreta de color negro de algún bolsillo interior de su gabardina.
[NOST = Flora’s Theme]
Nameless hizo algunos movimientos con las manos una vez más. Las cruces de Flora y Lucios se movieron hacia las mesas de roca, y se detuvieron allí. Con un ademán más, Nameless soltó a Flora, quien aún se encontraba llorando. Antes de que cayera al suelo, Caín la atrapó con un tentáculo de agua y la colocó en la roca paralela a la de Lilith. La chica intentó huir, pero se vio inmovilizada por unos grilletes líquidos que ataban sus muñecas y tobillos a la roca.
—¡Soltadla, imbéciles! —gritó Simon, desesperado— ¡Os he dicho que la soltéis, o si no…!
—¿¡O si no qué!? —vociferó Lucios, quien le estaba dando la espalda a Simon. Extendió sus alas negras, evidenciando que en realidad era Osdark, y bajó de la cruz, como si ni siquiera hubiese estado atado.
—Empezad conmigo —ordenó el hombre, quien inmediatamente se acostó bocarriba en el suelo.
—¿¡Tú!? —vociferó Simon— ¡¡Maldito, sucio e inmundo traidor!! ¡¡Maldito seas, maldito seas!! ¡¡Flora, Flora!! —acto seguido, Simon giró la cabeza hacia su compañero restante y exclamó— ¡¡Ed, Ed!! ¡¡Haz algo!! ¡¡Contacta con Trinth y su grupo!! ¡¡Quema la cruz!! ¡¡Haz algo!!
—Calla —cortó Ed, desde su prisión—. No hay nada que puedas hacer…
—¿¡Pero qué coño te pasa!? ¿¡No te importa lo que le suceda a Flora…!?
—¡Que te calles! —gritó el chico, tajante. Giró su cabeza hacia Simon y le mostró una gran sonrisa. Le guiñó un ojo antes de continuar—: ¡No puedo hacer nada, no tengo poderes ahora, idiota!
El chico inclinó la cabeza y le mostró su oreja. No había ningún Anulador. Sin hacer sonido alguno, Edward articuló:
—Me golpeó muy fuerte.
Simon dibujó una gran sonrisa en su rostro. Dirigió su atención a sus atacantes, sólo para ver que ya habían comenzado su “procedimiento”.
Del pecho de Flora salía una especie de rayo color verde, que se mezclaba con uno parecido proveniente de Lilith, de color morado. Ambos se mezclaban y formaban un orbe blanco que flotaba entre las dos mesas.
Algo parecido sucedía con Osdark, excepto que las dos esencias, negra y blanca, salían del mismo cuerpo. Otro orbe del mismo color levitaba sobre el hombre, quien tenía una gran sonrisa en el rostro.
—Finalmente… Dejaré atrás este sucio cuerpo —musitó, antes de soltar una carcajada.
—Y ahora… Con Lilith y Flora hay que girar el orbe —explicó Caín, leyendo la libreta—. Con Lucios y Osdark hay que partir el núcleo.
—Ed, ahora —expresó Simon, moviendo solamente los labios y sin hacer ningún ruido.
Ed asintió con la cabeza. Miró fijamente la cadena rocosa de su mano izquierda e intentó calentarla.
Nada.
Intentó hacer lo mismo, ésta vez calentando su brazo entero, en lugar de la roca. No sintió calor alguno.
—¡Ed, rápido! —pidió Simon, sin preocuparse de que Nameless y Caín le escucharan esta vez.
—¿Pero cómo…? —murmuró Ed. ¿El Anulador seguía en él? No, no era así. Le había sentido desprenderse, y no volvió a sentir el aguijón en ningún lado.
Miró al suelo para ver que, efectivamente, el Anulador había caído. El diminuto ser había caído sobre su parte trasera y era incapaz de levantarse. ¿Entonces qué detenía a Ed?
—¡¡Ed!! —gritó Simon, cuando vio que Caín tomaba el orbe de Flora y Lilith y lo hacía girar, entrecruzando los rayos. Su desesperación creció aún más cuando pudo ver que Nameless atravesaba el núcleo del otro orbe con una improvisada lanza de roca.
Flora y Osdark comenzaron a convulsionar, soltando espuma por la boca. Simon intentó zafarse de su prisión, en un acto de desesperación, abriéndose más heridas.
—¡¡Flora!! —gritaba Simon.
—No… —maldecía Ed, viendo que era incapaz de utilizar sus poderes ígneos—. No otra vez… ¡No de nuevo! ¡No quiero perder a alguien que quiero otra vez! ¡¡Flora, Flora!!
Tanto Nameless como Caín se giraron al escuchar las palabras de Ed.
—Alex… —susurró el chico— Alex…
Todo era demasiado para que el chico pudiese digerirlo. Osdark era un traidor, Flora iba a ser utilizada como instrumento por Nameless y Caín, había perdido su poderes y era incapaz de salvarles.
Iba a perder a los que quería de nuevo… como en aquel incendio.
—¡¡¡No esta vez!!! —vociferó el chico, con lágrimas en los ojos— ¡¡¡Nunca, nunca más!!!
Sin previo aviso, la tierra que se encontraba alrededor del chico comenzó a levitar. Su cabello se levantó, como si una corriente de viento soplara desde abajo, al igual que sus medallones.
Ed miró el medallón de su difunta hermana frente a él, acumuló toda la furia que pudo y gritó:
—¡¡Nameless, muere!!
Y rompió sus ataduras.
—Caín…
—… Y Nameless.
El portal oscuro tras los dos hombres se cerró, formando un innatural sonido de succión. Tanto Caín como Nameless miraban a los chicos con una sonrisa burlona en el rostro, y hacían caso omiso al cadáver de la mujer, Lilith, que descansaba a sus pies.
Una fría corriente de aire sopló en la escena, agitando espeluznantemente el cabello del cuerpo inerte de Lilith. Lo mismo sucedió con el blanco cabello de Caín que, en dicho movimiento, enmarcaba los temibles y felinos ojos amarillos del hombre.
—Mira, Caín, han roto a Lilith —comentó Nameless, a manera de burla.
—Sí… Es una pena, ¿no lo crees? —respondió Caín, en un tono de voz más alto que lo normal, con la intención de que los muchachos no se perdieran ni una sola palabra de lo que decía.
—¿¡Qué acaso no os importa lo que le pase a vuestra amiga!? —gritó Flora, enfurecida, asiendo su estoque con decisión. Hizo ademán de dar un paso hacia delante, pero se lo pensó mejor y lo disimuló poniéndose en guardia.
—¿Amiga? Por favor… —expresó Nameless, bajándose las gafas un poco con su dedo para mirar mejor a la chica, mostrando en el proceso unos ojos iguales a los de Caín, a excepción de que los del último eran de amarillos y los de Nameless eran más oscuros, de color ámbar.
—Venga, era buena con el reconocimiento y espionaje, solamente —dijo Caín, acompañado por unos ademanes de manos bastante amplios que, por alguna razón, a los muchachos les recordaban a los poderes de Caín.
—Aunque sí lamentamos su pérdida —continuó Nameless. El hombre acercó el puño cerrado a su pecho y añadió—: Un minuto de silencio… para honrar a los caídos.
Ninguno de ellos supo por qué, pero los muchachos se unieron en el homenaje, a pesar del profundo odio hacia sus enemigos. Simon incluso se quitó el sombrero.
Fue Flora la que rompió el silencio cuando consideró que ya había sido suficiente:
—¿Lilith era sólo eso para vosotros…? —susurró— ¿Un simple juguete…?
—Nos parece más respetuoso considerarla un instrumento… Pero sí, si quieres referirte a ella de esa manera —respondió Caín, con una sonrisa de oreja a oreja
—¡Sois demonios! —vociferó la chica, apuntándoles con el estoque— ¡Trabajabais juntos, deberíais haber sentido algo! ¡¡Por lo menos una pequeña afección!!
—¿Y por qué te afecta tanto, Flora? —preguntó Caín. Sin esperar respuesta alguna, se dirigió hacia Nameless—: Me gusta su carácter. Tiene valentía y fuerza. Creo que es la indicada. ¿Te parece?
—Me parece, sí. ¿Deberíamos empezar ya?
—¡Demonios, demonios! ¡Tenéis corazón de roca! —gritó Flora, quien ya comenzaba a hacerse invisible en algunos lugares debido a la furia que la embargaba.
—Corazón de roca, ¿no? —comentó Nameless— Qué oportuno.
[NOST = Nameless]
Sin aviso alguno, Nameless extendió ambos brazos hacia los lados. Hubo un estruendo, luego una sacudida, y después Flora estaba con los pies incrustados en la tierra, incapaz de moverse.
—¿¡Pero qué…!? —exclamó Simon, al verse atrapado también. Después de unos segundos, el joven soltó una carcajada y expresó—: ¿Cuántas probabilidades creéis que hay de que…?
—¡No tan rápido, LaPlace! —interrumpió Caín. En unos instantes, un tentáculo de agua se lanzó hacia Simon y le colocó algo en la cabeza.
—¿Habías sentido un Anulador antes, Simon? —se burló Caín, mostrándole un pequeño escarabajo que tenía entre los dedos. Otro tentáculo más volvió hacia Caín, manifestando que ya había anulado alguien más, seguramente a Flora.
Nameless alzó la cabeza al escuchar el aleteo de Lucios sobre sí. El hombre dejó caer a Edward, a quien había llevado cargado en brazos. Con su “espiral de fuego” en mano, Ed exclamó mientras atacaba al hombre:
—¿Geokinesis? ¡Era de esperarse! —Nameless se movió al último momento y esquivó el ataque de Ed, el cual creó una pequeña onda expansiva al golpear el suelo. Antes de que pudiese levantarse, la muñeca del chico se vio atrapada en la dura roca, al igual que sus pies.
—Esa posición te deja un poco vulnerable e indefenso, Eddy —rio Caín, colocándole personalmente un Anulador tras la oreja. Ed maldijo al sentir los fríos dedos de Caín y las diminutas patas de la criatura, que muy pronto clavó lo que parecía un aguijón en la piel del chico.
Mientras Caín anulaba los poderes de Ed, Lucios había seguido volando a Nameless, pero era incapaz de atraparle. El hombre se movía muy rápido y cambiaba de dirección sin tener que virar, debido a que no se movía en absoluto: Utilizando su geokinesis, desplazaba un el trozo de tierra que estaba bajo él, siendo capaz de deslizarse ágilmente.
—¡Lucios, cuidado! —le previno Flora al hombre, cuando vio que un orbe de agua se acercaba peligrosamente. Gracias a la advertencia, Lucios fue capaz de esquivarlo al frenarse y ascender ágilmente. Tal y como la anterior, llegaron muchas esferas de agua más, lanzadas por Caín. Lucios, quien ahora tenía ambas alas de color blanco, descendió en picada para alejarse de los ataques. Su estrategia, sin embargo, lo llevó a acercarse más al suelo, donde Nameless podía alcanzarle sin mucho esfuerzo.
Y así fue. Nameless lanzó una roca hacia Lucios. En su trayecto, ésta se amoldó hasta formar una especie de “U”, la cual envolvió al alado por el pecho y le obligó a detener su vuelo.
—¡No! —gritó Simon, al ver como su compañero caía irremediablemente hacia el suelo, arrastrado por el peso de la roca. Una vez inmóvil, Caín se ocupó de anular sus habilidades también.
[NOST = Momentos difíciles]
—Perfecto —murmuró Nameless, a la par que lanzaba sus gafas a la fría tierra. Plantó sus pies en el suelo e hizo unos agresivos movimientos con los puños cerrados.
Mientras más se movía Nameless, más se movían los muchachos, quienes no podían hacer nada en su posición. Muy pronto todos quedaron de pie, aún con los pies en la tierra. Nameless alzó los brazos y cuatro columnas de roca se levantaron. Con otro movimiento, el hombre inmovilizó a los muchachos, con las susodichas a sus espaldas. Finalmente, alzó cuatro largos barrotes del mismo material y los unió a las columnas de manera transversa. Las muñecas de los muchachos se vieron aprisionadas en los extremos, mientras los pies quedaban colgando sin siquiera rozar el suelo.
Les habían crucificado.
—Caín, carga a Lilith —ordenó Nameless. El joven obedeció y se colocó el cadáver de su compañera en el hombro—. Ya sabes a donde llevarla —añadió, mientras caminaba tras el joven. Con un movimiento de manos, el hombre provocó que las cruces, con los muchachos en ellas, se desplazaran y le siguieran.
Caminaron durante más de media hora, rodeados por la infinita oscuridad nocturna. No había luna, ni ninguna otra fuente de luz a su alrededor. Caín iba al frente, guiándoles; hubo en tiempo en el que no fue necesario verle, pues Lilith dejaba tras de sí gotas de sangre. Sin embargo, llegó un momento en el que no supieron a dónde se dirigían, pues el cadáver ya había dejado de sangrar, debido a la falta de circulación.
Los muchachos ya tenían heridas allí donde su piel hacia contacto con la roca, especialmente en las muñecas, que eran el punto de apoyo principal. Simon no paraba de maldecir y gruñir; contrariamente a Lucios, quien no había soltado ni siquiera un gemido desde que les habían atrapado. Las quejas de Simon se veían acompañadas por los sollozos de Flora, quien seguramente no había podido soportarlo y no había parado de llorar, y por las gruñidos de Ed, quien seguía intentando liberarse.
—Ed, no seas idiota. A este paso terminarás haciéndote heridas graves —expresó Simon. Al parecer Nameless se escuchó, pues, desde la oscuridad, se escuchó su voz:
—¿Te estás haciendo daño, Ed? ¿Te gustaría tener un descanso para los pies?
Pararon de moverse. Nameless surgió de entre la noche y se paró frente a Ed, con una mueca burlona dibujada en el rostro.
—¿Qué dices? —preguntó Nameless—Sólo un ligero movimiento de mis manos y tu viaje será menos doloroso.
—No quiero tu sucia compasión —insultó Edward. Acto seguido, le escupió a Nameless en la cara. En el rostro del hombre se dibujó una desencajada expresión de furia.
[NOST = Lilith y Caín]
—¡Insolente! —vociferó, a la par que golpeaba a Ed en el rostro con el dorso de su mano. El chico soltó un gemido e intentó apartar su cara de Nameless, pero apenas era capaz de girarla.
—¡Niño idiota! —gritó el hombre. Volvió a darle una bofetada a Ed, quien ya tenía el labio roto. Nameless soltó un bufido de molestia y se dio la vuelta, dispuesto a seguir caminando.
—¿Qué te pasa? ¿Acobardado? ¿¡No vas a seguir golpeándome!? ¿¡¡No quieres ese placer, sucia rata!!? —vociferó el chico, provocando que de su boca volaran algunas gotillas de sangre.
—Ahora no… Pero aprecio tu linda oferta, Edward —comentó Nameless, después de haber recuperado la compostura—. Hemos llegado. ¡Caín, luces!
Se escuchó un “Ajá” de asentimiento. Inmediatamente después, pudieron oír un golpe seco, señal de que Caín había, no dejado, sino lanzado al suelo el cadáver de Lilith. Hubo unos segundos de silencio absoluto, en los cuales ni siquiera el viento pudo ser escuchado
—Sólo tengo una bio-antorcha —dijo Caín desde la oscuridad—. ¿Qué hay de ti?
—No. Tengo pedernal —respondió Nameless.
—Oh, espera. Creo que tengo cristales de luz en este bolsillo —continuó Caín.
—Cerrad los ojos —advirtió Nameless. Los muchachos no querían arriesgarse a perder de vista a su secuestrador, pese a que no era muy distinto tener los ojos abiertos a tenerlos cerrados. Sin embargo, obedecieron. Se escuchó el sonido de una roca golpear contra otra, y después llegó un fuerte destello de color blanco, que los muchachos pudieron ver a pesar de haber tenido los párpados cerrados.
—Sí, ha encendido una de las antorchas —expresó Caín—. Colocaré la bio-antorcha en el pedestal de la otra.
Los muchachos abrieron los ojos y se sorprendieron con lo que vieron. Durante todo ese tiempo, no habían estado en el exterior, en una oscura noche sin luna: ¡Habían estado en el interior de una cueva!
Tal y como había dicho Caín, una antorcha se había encendido, del lado derecho de la cueva. Del lado contrario, había una esfera de cristal del tamaño de una naranja, que brillaba con un innatural color verde azulado. Ya que Caín le había llamado “bio-antorcha”, los chicos imaginaron que en su interior vivía una planta u hongo que, al hacer quimio o fotosíntesis, liberaba luz, la cual a su vez se veía aumentada por el cristal de la esfera.
En el centro de la cueva, justo detrás de Caín, había dos estructuras cuadradas hechas de piedra. Parecían camas; y lo hicieron aún más cuando Caín levantó a Lilith y la colocó sobre una de ellas.
—Ahora… Según como lo describió Lilith —comenzó Caín—, necesitamos colocar el otro cuerpo al mismo nivel del primero.
—Deberíamos hacer también el otro procedimiento —comentó Nameless—. Le necesitamos también a él.
—Entonces trae a ambos —dijo Caín, quien sacó una libreta de color negro de algún bolsillo interior de su gabardina.
[NOST = Flora’s Theme]
Nameless hizo algunos movimientos con las manos una vez más. Las cruces de Flora y Lucios se movieron hacia las mesas de roca, y se detuvieron allí. Con un ademán más, Nameless soltó a Flora, quien aún se encontraba llorando. Antes de que cayera al suelo, Caín la atrapó con un tentáculo de agua y la colocó en la roca paralela a la de Lilith. La chica intentó huir, pero se vio inmovilizada por unos grilletes líquidos que ataban sus muñecas y tobillos a la roca.
—¡Soltadla, imbéciles! —gritó Simon, desesperado— ¡Os he dicho que la soltéis, o si no…!
—¿¡O si no qué!? —vociferó Lucios, quien le estaba dando la espalda a Simon. Extendió sus alas negras, evidenciando que en realidad era Osdark, y bajó de la cruz, como si ni siquiera hubiese estado atado.
—Empezad conmigo —ordenó el hombre, quien inmediatamente se acostó bocarriba en el suelo.
—¿¡Tú!? —vociferó Simon— ¡¡Maldito, sucio e inmundo traidor!! ¡¡Maldito seas, maldito seas!! ¡¡Flora, Flora!! —acto seguido, Simon giró la cabeza hacia su compañero restante y exclamó— ¡¡Ed, Ed!! ¡¡Haz algo!! ¡¡Contacta con Trinth y su grupo!! ¡¡Quema la cruz!! ¡¡Haz algo!!
—Calla —cortó Ed, desde su prisión—. No hay nada que puedas hacer…
—¿¡Pero qué coño te pasa!? ¿¡No te importa lo que le suceda a Flora…!?
—¡Que te calles! —gritó el chico, tajante. Giró su cabeza hacia Simon y le mostró una gran sonrisa. Le guiñó un ojo antes de continuar—: ¡No puedo hacer nada, no tengo poderes ahora, idiota!
El chico inclinó la cabeza y le mostró su oreja. No había ningún Anulador. Sin hacer sonido alguno, Edward articuló:
—Me golpeó muy fuerte.
Simon dibujó una gran sonrisa en su rostro. Dirigió su atención a sus atacantes, sólo para ver que ya habían comenzado su “procedimiento”.
Del pecho de Flora salía una especie de rayo color verde, que se mezclaba con uno parecido proveniente de Lilith, de color morado. Ambos se mezclaban y formaban un orbe blanco que flotaba entre las dos mesas.
Algo parecido sucedía con Osdark, excepto que las dos esencias, negra y blanca, salían del mismo cuerpo. Otro orbe del mismo color levitaba sobre el hombre, quien tenía una gran sonrisa en el rostro.
—Finalmente… Dejaré atrás este sucio cuerpo —musitó, antes de soltar una carcajada.
—Y ahora… Con Lilith y Flora hay que girar el orbe —explicó Caín, leyendo la libreta—. Con Lucios y Osdark hay que partir el núcleo.
—Ed, ahora —expresó Simon, moviendo solamente los labios y sin hacer ningún ruido.
Ed asintió con la cabeza. Miró fijamente la cadena rocosa de su mano izquierda e intentó calentarla.
Nada.
Intentó hacer lo mismo, ésta vez calentando su brazo entero, en lugar de la roca. No sintió calor alguno.
—¡Ed, rápido! —pidió Simon, sin preocuparse de que Nameless y Caín le escucharan esta vez.
—¿Pero cómo…? —murmuró Ed. ¿El Anulador seguía en él? No, no era así. Le había sentido desprenderse, y no volvió a sentir el aguijón en ningún lado.
Miró al suelo para ver que, efectivamente, el Anulador había caído. El diminuto ser había caído sobre su parte trasera y era incapaz de levantarse. ¿Entonces qué detenía a Ed?
—¡¡Ed!! —gritó Simon, cuando vio que Caín tomaba el orbe de Flora y Lilith y lo hacía girar, entrecruzando los rayos. Su desesperación creció aún más cuando pudo ver que Nameless atravesaba el núcleo del otro orbe con una improvisada lanza de roca.
Flora y Osdark comenzaron a convulsionar, soltando espuma por la boca. Simon intentó zafarse de su prisión, en un acto de desesperación, abriéndose más heridas.
—¡¡Flora!! —gritaba Simon.
—No… —maldecía Ed, viendo que era incapaz de utilizar sus poderes ígneos—. No otra vez… ¡No de nuevo! ¡No quiero perder a alguien que quiero otra vez! ¡¡Flora, Flora!!
Tanto Nameless como Caín se giraron al escuchar las palabras de Ed.
—Alex… —susurró el chico— Alex…
Todo era demasiado para que el chico pudiese digerirlo. Osdark era un traidor, Flora iba a ser utilizada como instrumento por Nameless y Caín, había perdido su poderes y era incapaz de salvarles.
Iba a perder a los que quería de nuevo… como en aquel incendio.
—¡¡¡No esta vez!!! —vociferó el chico, con lágrimas en los ojos— ¡¡¡Nunca, nunca más!!!
Sin previo aviso, la tierra que se encontraba alrededor del chico comenzó a levitar. Su cabello se levantó, como si una corriente de viento soplara desde abajo, al igual que sus medallones.
Ed miró el medallón de su difunta hermana frente a él, acumuló toda la furia que pudo y gritó:
—¡¡Nameless, muere!!
Y rompió sus ataduras.