por Nell » Mar Abr 24, 2012 11:29 pm
La Llave Espada desapareció de las manos de Exuy inmediatamente, sin embargo, una sensación confortante invadió el corazón del joven. Seguramente, si lo intentaba, podría convocar su propia arma por sí mismo, a raíz de esas nuevas emociones.
—Vale, aceptado tu destino, espero que tengas una larga vida, bla, bla, bla —balbuceó Akio—. Te unirás al resto de aprendices torpes e inútiles que nos dedicamos a cobijar por nuestra enorme bondad. Sólo tienes que cumplir un par de reglas: nada de interferir en los asuntos de otros mundos, es decir, utilizar tu nuevo poder para oprimir u aprovecharte de otros, que dudo que se dejaran por un piltrafilla como tú de todas formas; y prohibido desvelar que procedes de un mundo diferente. ¿Te he contado ya que existen otros mundos? Pf, qué más da, te acabarás enterando enseguida.
Volvió a convocar su Llave Espada, pero la dejó boca abajo sin más, sin esgrimirla ni nada, esperando alguna reacción de Exuy.
—Nuestra base, y tu nuevo hogar, están en otro mundo. ¿No quieres despedirte de nadie antes de que nos marchemos? —preguntó—. Mami y papi tienen que buscarse a un nuevo niñito al que darle la paga.
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