Ni qué decir que, por supuesto, estoy de acuerdo, Nell.
La gente claramente conocía a mi compañero. Viejas nos retrasaban en nuestro camino hacia donde me llevara, preguntando por cosas insustanciales por las que debí contenerme para no soltarles que estábamos ocupados; pero no, los modales y la caballerosidad ante todo. Mi compañero comenzó a explicar lo que hacían por allí, por lo que puse una oreja mientras me dedicaba a observar los edificios y los niños jugando:
—
La mayoría de chicos se dedican al Struggle, aunque a mí no me gusta demasiado. El Struggle consiste en luchar con una especie de bates de gomaespuma. El objetivo es quitarle unas esferas, que se pegan a la ropa, a tu compañero. El que más tenga al final, gana. Aunque claro, la mayoría de gente hace batallas callejeras sin esas esferas, para entrenar o para desafiarse.Aquello explicaba por qué unos niñatos a unos pasos a nosotros se pegaban con espadas de un color azul llamativo. Un juego en el que la gente se pegaba; definitivamente, no entendía a los niños de aquella generación. ¡Era estúpido! Estúpido y violento, pues solo fomentaba pegarse unos a otros. ¿Dónde habían quedado los buenos modales y comportarse como un ser ilustre, como yo?
—
Yo, como dije, no soy muy fan del Struggle, así que la mayoría de veces me dedico a ver cómo Ben lucha —dediqué una mirada interrogativa mezclada con aburrimiento, esperando una explicación de quién fuese el tal "Ben"—
. Oh, Ben es mi mejor amigo. Seguro que ahora está en el Solar, entrenando como siempre.—
No, pequeño inútil, no vamos a ir a saludar a tu amiguito —corté a mi compañero, imaginando que me pediría ir a hacerle una visita que nos atrasase más en nuestra misión—
. No quiero perder tiempo conociendo a más gente inútil.—
Por supuesto, eso no es todo lo que se hace —continuó Hitori, probablemente ofendido por mi comentario; aunque me dio igual, pues seguí observando todo a mi alrededor—
. También quedamos para tomar helado en algún sitio, vamos a la playa o paseamos por las terrazas que están en otra zona del pueblo. Aún así, la mayor parte del año tenemos clases, así que no podemos hacer gran cosa.Llegamos a una enorme calle provista de todo lo que toda gran calle debía tener. Un tranvía que comunicaba a la ciudad; unas tiendas llevadas por humanos, algo que se me hizo extrañísimo; gente caminando por allí, alegres; carteles del extraño juego violento del que mi compañero me había hablado... Sin duda alguna, debía tratarse de una ciudad interesante. Pero intenté no mostrar mi interés en absoluto.
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Pues aquí estamos —comentó Hitori, observando la calle principal—
. Parece que no hay Sincorazón, por lo menos por el pueblo. La gente parece estar muy calmada... así que no creo que nadie haya sido atacado. Creo que lo mejor será ir al bosque ahora. Nadie pasa por allí nunca, así que...Ignoré a mi compañero por completo y seguí observando las tiendas, como si todo aquello que me contaba no fuese conmigo. Suspiré y me acerqué a la tienda más cercana, un establecimiento que era rodeado por las vías del tranvía, y que por el cartel que tenía encima parecía vender chucherías. Me llevé la mano a la barbilla mientras observaba la mercancía y seleccionaba mentalmente qué comprar.
No sé cuánto tiempo pasé allí, pero cuando finalmente compré mis dulces y me giré para reunirme con mi compañero, me di cuenta de que este ya no estaba donde antes. Giré mi cabeza a ambos lados, intentando localizarle por allí. Pero claramente, no estaba. Di unos pasos al frente, intentando abarcar más mi campo de vista. Pero no había nadie allí.
Oh, mierda. ¿Me había perdido?
—
¡Ese cabronazo me ha abandonado! —preferí exclamar, aunque más para mí mismo que otra cosa.