por Sombra » Lun Ene 13, 2014 10:32 pm
Justo en el instante en el que Ivan me soltó ambos escuchamos los pasos apresurados de un grupo de aquellos salvajes. Contuve la respiración un buen rato temiendo que mirasen en el montón de paja y nos descubrieran, pero la suerte nuevamente estuvo de nuestro lado.
Parason de largo haciendo que suspirase de alivio.
El tiempo pasó lento, tal vez demasiado. Lo que parecía una hora no habían sido más que unos pocos minutos, pero claro. Incluso en aquel momento nos buscaban, teníamos que permanecer allí. Podía notar que mi compañero también empezaba a hartarse de estar allí, a agobiarse. Para aumentar más aquel agobio, ninguno de los dos sabía de que hablar, que decir.
—Oye... Desde hace tiempo que quería preguntarte algo, Ragun... —Ivan rompió el hielo de golpe tras un buen rato de que nos hubiésemos escondido.
Le miré con curiosidad y solté un sonido con la boca anunciando que estaba prestándole atención.
—¿Por qué fuiste con Bastión Hueco? Sé que los otros aprendices dicen que mataste a alguien y que eres malvado y otras gilipolleces, pero...
—Tampoco soy bueno, Ivan —corté—. Lo hice, maté a alguien, a un inocente. Pero no me arrepiento.
>>Sin embargo, no lo hice por placer. O moría esa persona o una ciudad entera desaparecería con todos sus habitantes.
Me mantuve en silencio un buen rato.
—Me fui a Bastión Hueco por respuestas y poder. En Tierra de Partida limitaban mis entrenamientos demasiado, además de eso, desde que estoy allí he empezado a recuperar mis recuerdos perdidos. Fue la decisión correcta.