Los Maestros habían ignorado por completo la información que Light les había proporcionado, por lo que asumió que no había sido relevante. También hicieron caso omiso del comentario de Ragun; o al menos así le pareció. Aunque preferiría que no se hubieran enterado, le aliviaba pensar que la misión continuaría sin ningún inconveniente. Los tres Maestros cooperarían aunque tuvieran sus diferencias.
—
Nos reuniremos a la salida sur de la ciudad en una hora. Nada de animales —especificó el líder de los traidores. La indicación de no poder llevar mascota le resbaló a Light totalmente: su eidolon no se podía considerar como tal y Ryota no era nadie para darle ordenes—.
Conduce a nuestros invitados, Nanashi. Ronin, quédate un momento.—
¡Parece que me ha tocado el gordo!Los aprendices y Nanashi salieron del despacho, dejando solos a los líderes de las dos facciones.
—
Ahora que lo pienso me vendría bien pasar por la tienda… —balbuceó poco después de salir de la habitación, tras percatarse de que sus bolsillos estaban más vacíos de lo habitual. Se lamentó por no haber ido a la tienda moguri antes de partir.
Entonces, Ragun carraspeó y se dirigió a los aprendices.
―
Yo me pasaré por la tienda moguri a comprar algunas cosas ―afirmó―.
Si alguno necesita suministros que venga si quiere.¿Bastión Hueco contaba también con una tienda análoga a la ya abierta en Tierra de Partida? Si era así, le interesaría ir a comprar algunos objetos, sin duda. El chico simplemente seguiría a Ragun para visitar la tienda que acababa de aludir, sin entablar conversación con él. Podía haber aprovechado para sacarle el tema de la resurrección del Dios Caído y preguntarle sobre su miembro perdido, pero optó por no hacerlo. Prefirió seguir charlando con su compañero eidolon, compartiendo con él las impresiones de aquel encuentro con Ryota.
De esta manera, las paredes no les escucharían. En especial, los soplones como Ragun.
Onrol, en este momento Light comprará en la tienda de Bastión Hueco los dos éteres que solicité en el tema de Actualizaciones hace días. Y sí, soy consciente de la prohibición de la mascota xDUUUUU...
***Una vez hubiera comprado los objetos necesarios, Light seguiría de nuevo a Ragun para poder salir de aquel laberíntico castillo. Si el aprendiz de Tierra de Partida tuviera que internarse allí dentro otra vez, no sería capaz de volver al despacho de Ryota: era simplemente imposible memorizar el camino.
Se encontrarían con Nanashi en la entrada del castillo, donde había llevado a los aprendices que hubieran decidido no seguir a Ragun o a Ban. La estricta mujer les escoltaría durante su recorrido por la derruida ciudad, protegiéndoles de las garras de los Sincorazón que acechaban. Light, extrañado por su comportamiento, se cuestionó si las criaturas habían sido manipuladas por Ryota y los suyos para que no les atacaran y siguieran sus órdenes. Tampoco había visto ningún Sincorazón dentro del castillo, así que dio por hecho que debían haber levantado una protección parecida a la existente en Tierra de Partida para evitar su entrada.
Light giró la cabeza múltiples veces, intentando captar algún detalle de la ciudad que le resultara familiar. Puede que, sin darse cuenta, en aquellos momentos estuviera pasando por delante de su antigua casa: el lugar donde había vivido con su madre durante sus primeros años de vida, cuando solamente era un bebe. Hubiera querido pararse a investigar el barrio residencial con más detenimiento para encontrar la casa de sus padres, pero era consciente de que Nanashi no se lo permitiría, bajo ningún concepto.
Después de todo, tenían una misión muy importante que cumplir. Los deberes de los Portadores siempre se anteponían a cualquier capricho: no había excusa para no cumplirlos, así que se limitaría a observar la destrucción del mundo mientras caminaba con sus compañeros.
Era una ciudad desolada, se mirase por donde se mirase. Edificios derrumbados sin vida alguna en su interior, vegetación marchita que jamás volvería a crecer; y, después, el extenso hielo que rodeaba la ciudad. Sin duda era triste la visión que tenían en aquellos momentos de la ciudad de Bastión Hueco: un lugar muerto que posiblemente había resplandecido con fuerza en el pasado.
Light no necesitaba ver las montañas de hielo para saber que la ciudad había sido un lugar espléndido en el pasado. El chico guardaba en su mente la imagen del cielo rosado y despejado del vergel; y no sólo eso: también recordaba una gigantesca fuente de la que salían enormes cascadas de agua y unos amplios jardines. Desde niño había pensado que aquella ciudad resplandeciente había sido producto de un mero sueño, pero ahora sabía que era real: no había sido producto de su imaginación.
En el momento que pisó supuestamente aquella ciudad destruida por primera vez, lo supo. Supo que
realmente no había sido la primera vez.
—
¿Falta mucho?—
Sí, tardaremos días en llegar ―mintió, deseando hacerle más “ameno” el viaje. Por la sonrisa mal disimulada de su rostro, Ban podía intuir que le estaba tomando el pelo.
Todos los Portadores volvieron a reunirse en la salida sur de la derruida ciudad, tal como había fijado Ryota. Una vez juntos, abandonarían definitivamente la ciudad y se dirigirían hacia la base de los Villanos Finales. Durante el transcurso del viaje, Ronin no dejaría de mirar asombrado el paisaje sin vida que les rodeaba.
—
Tienes unos gustos extraños para decorar mundos, Ryota —expresaba divertido el pirata. El mensaje de Ronin no había podido ser más claro—.
¿Es que tanto verde te trae malos recuerdos? Light apretó el puño y esperó con ansías la respuesta del Maestro de Bastión Hueco. Ryota no respondió a su pregunta y simplemente continuó andando.
—
¡Mira! ¡Allí es donde solíamos quedar! —indicó, señalando el lugar al que se refería: la cima de una montaña, donde un árbol marchito asomaba. Parecía que ambos Maestros habían forjado una amistad en el pasado, cuando fueron compañeros, del mismo modo que lo eran Light y Xefil, por ejemplo—.
¡No me niegues que te acuerdas!Definitivamente no iba a dirigirle la palabra.
Le ha comido la lengua el gato, ¿eh?***—
Qué coñazo...Y que lo digas… No se detuvieron en ningún momento y continuaron andando. El adolescente que había estado entrenando con Nanashi no paraba de quejarse, hastiado por aquella monótona caminata. Al contrario que el insoportable aprendiz, Light no expresó ninguna queja, aunque le comprendía perfectamente. Si les hubieran permitido usar el Glider todo hubiera sido más fácil, pero no podían permitirse llamar la atención, no quedaba otra.
Los Portadores ya habían recorrido bastante trecho y la base de los villanos estaba cada vez más cerca. Nanashi caminaba vigilante detrás de todos ellos, observando cada uno de sus movimientos. Si alguno de ellos decidía pararse a descansar, posiblemente se llevaría una buena reprimenda de la Maestra de Bastión Hueco. Light no se volteó para comprobarlo, pero la mujer seguramente estaría fulminando con la mirada al quejica de su aprendiz.
El viaje resultó largo y monótono, pero pronto terminarían de recorrerlo. Ya podían divisarse a lo lejos las torres de Villain's Vale, se estaban acercando a su destino.
—
Así que es aquí —diría Light en cuanto visualizara el lugar desde el acantilado, dedicándose a curiosear la fachada de aquellas torres. El reconocible símbolo de los Sincorazón estaba esculpido en la torre central. Agachó la mirada y dio con los restos de una ciudad destruida, en la que algunos de los edificios se hallaban derrumbados, en un estado deplorable.
La ciudad destruida estaba cubierta de hielo, pero sorprendentemente pudieron divisar un pequeño riachuelo de agua. Desde éste, podían utilizar unas plataformas para acceder fácilmente a las ruinas de Villain's Vale.
No cabía duda de que era un lugar peligroso. Cuanto más se aproximaban, más cerca se encontraban los poderosos Villanos Finales.
—
¡Jo, jo, jo! Os habéis encontrado con un terrible destino, ¿no es cierto?Los Maestros invocaron sus armas de inmediato, alertados por aquella repentina presencia. Light comenzó a buscar con la mirada al susodicho individuo, insistente; temiendo que les hubieran tendido una emboscada o algo parecido. Si no tenía al enemigo en el punto de mira no podía quedarse tranquilo: no podía luchar contra lo que no podía ver, así que ni se molestó en materializar su arma.
Rápidamente se temió lo peor. ¿Habrían llamado demasiado la atención? Imposible. ¿Sabía de antemano que ellos se dirigían hacia allí, o estaba simplemente montando guardia? Quién sabe.
—
¡Qué terrible vuestra suerte! Entre todos los lugares, habéis ido a parar al peor, con el mayor contrincante con el que os podáis encontrar… ¡Yo! ¡El mejor guerrero de Villain’s Vale!No le faltaba arrogancia, de eso no había duda.
—
Que cosas, los "Villanos finales" viviendo en el "Valle de los Villanos" —opinaba Ragun, sin tomárselo en serio—.
Que alguien les de ideas para otros nombres, por favor.El individuo que les había encontrado se dejó ver al fin, tras carcajearse de ellos. Saltó desde la parte superior del acantilado y aterrizó haciendo uso de sus extremidades: seis brazos ni más ni menos, y eso no era todo: su apariencia era de lo más llamativa. Enmascarado y vestido con una capa roja, el supuesto mejor guerrero de Villain’s Vale se colocó en posición defensiva, exhibiendo una postura de combate que a Light le parecía bastante ridícula.
Aparte de él, apareció un Sincorazón similar a los del tipo Soldado que se dejaban ver comúnmente en algunos mundos. La criatura comenzó a correr rápidamente alrededor del llamativo hombre, sin ninguna intención de atacarle, aparentemente.
¿Estaría controlándolo para utilizarlo contra ellos? ¿Podría tratarse de…?
¡Un Villano Final!—
¡Gilgamesh, guardián de las torres! —se presentó con entusiasmo.
—
¿Es uno de ellos, Ronin? —cuestionaba Ryota, sin bajar la guardia.
—
No tengo informes sobre él, pero todo es posible. Contratan gente muy rara, ¿sabes?—
Es muy raro, sin duda… —Light le dio la razón a Ronin.
—
¡Eh! ¡Que tengo sentimientos!—
¿En serio este es un enemigo? Más bien parece un simple psicópata que pasaba por aquí —Ragun dio su opinión, subestimando a Gilgamesh y dejando claro a todos que simplemente le parecía un hombre demente.
Light decidió no subestimar a su contrincante. Antes de opinar, esperaría a ver sus increíbles habilidades de combate. Si en verdad era un Villano Final… tenían que tumbarlo ahora. Si no lo era... también. Ahora que les había descubierto, no podían permitir que escapara así por las buenas; y mucho menos perder contra él.
Nanashi, quien parecía haber leído su mente, tomó la iniciativa.
—
Si avisa al resto de esos Villanos Finales habrá terminado la misión. Y si nos quedamos demasiados aquí, llamaremos la atención —señaló precavida—.
Marchaos. Os alcanzaré después.Ryota y Ronin no discutieron su decisión y continuaron con su camino. Ahora, los Portadores tenían que elegir.
¿Quedarse allí con Nanashi para enfrentarse a ese increíble guerrero o marcharse? Light esperó a comprobar las decisiones de sus compañeros y finalmente tomó la suya propia.
—
Yo me quedo —expresó sin dar muchas explicaciones, acercándose a Xefil y dejándole constancia de su decisión. Tras comprobar que la mayoría de los aprendices se habían marchado con Ronin y Ryota, prefirió ayudar a *Xefil y a Nanashi a lidiar con esos dos. No subestimaba las habilidades de la Maestra, pero si aquel ser era tan poderoso como aseguraba, seguro que la Maestra agradecería su apoyo.
Además, sentía curiosidad por las habilidades de combate de ese supuesto gran guerrero.
—
¡Señuelo! —exclamó Ragun antes de desaparecer de su vista.
¿Señuelo? El combate dio comienzo sin más tardar. Light comprobó la reacción de Gilgamesh y el Sincorazón, posiblemente afectados por la habilidad del aprendiz de Bastión Hueco, desconocida para Light. Si estos dos se giraban hacia el borde del acantilado —donde Ragun ya no aguardaría, pues se había marchado rápidamente del lugar—, Light atacaría en el momento preciso. El joven materializaría su monstruosa Llave Espada y la alzaría, transformando al mismo tiempo el filo de ésta en un largo látigo de luz. El aprendiz comenzó a mover rápidamente su muñeca, sacudiendo a sus enemigos múltiples veces con el nuevo filo de su espada y atrayendo su atención a su manera.
▪ Latigazo (HC) [Nivel 5] [Requiere Combate con Armas Blancas: 15] El usuario transforma momentáneamente su Llave Espada en un látigo, aumentando drásticamente su alcance y pudiendo golpear a varios enemigos a la vez de un ataque. La potencia de Latigazo es similar a la de un ataque normal. Dura un ataque o varios consecutivos.
Podía haber optado por un ataque a corta distancia, pero en su lugar prefirió realizar un ataque preventivo, a distancia.
—
¡Eh! ¿Adónde miráis? Tus rivales somos nosotros —aclaró tras la lluvia de latigazos, dirigiéndose a los enemigos posiblemente afectados por la habilidad de Ragun, a quienes señaló con su voluminosa arma dorada, con su filo original. No pensaba dejarles correr tras Ragun: ninguno de ellos se iba a ir de rositas.
"
A ver cómo te las gastas…" frunció el ceño y se colocó en guardia, exhibiendo una sonrisa, desafiante.
*Doy por hecho la decisión de Xefil porque Zee me lo dijo previamente.