La sonrisa se me fue borrando de la cara a medida que las risas de la chica asiática aumentaban.
—Eres un fracaso ligando... Toma el chicle para después del beso con el Moguri...
—¡Has fallado!
Comencé a oír carcajadas por parte de mis compañeros, y mi ira fue aumentando de forma proporcional a mi vergüenza. Me giré hacia ellos, un poco colorado, y les grité:
—¡Calla coño, e intenta hacerlo tú mejor, merluzo!
Inesperadamente, vi un rostro familiar apareciendo por la puerta, una pelirroja a la que conocía muy bien: Jess Stronberg. Había coincidido con ella un par de veces, y algo empezaba a formarse dentro de mí hacia ella.
—¡Eh, la pelirroja! ¿Qué haces ahí marginada? ¡Estamos aquí todos los aprendices así que no lo dudes y ven con nosotros!
"Los cojones te vas a quedar con ella, Hikari. Esta es mía." pensé para mis adentros. Me acerqué a ella, y le puse las manos en los hombros:
—¡Hombre, Jess, qué bueno verte! Vamos, ¡únete a la fiesta! —le propuse, ofreciéndole uno de los chupitos que Mei había traído. Me tomé otro y agité la cabeza, con renovadas energías.
—¡Esta noche va a ser LEGEN-DARIA!